Thursday, February 27, 2014

Pasión Asesina




Pasión asesina

Tanto tiempo el deseo, en silencio inmerso,
nunca ambos, una palabra dijimos,
pero ese día, al mirarnos supimos,
que me transportas a un nuevo universo,
no tuvimos algo que pensar, o hablar,
las palabras se las llevó el viento,
solo regocijo de cuerpos sedientos,
sedientos por ardientes labios besar.

Un río de amores, de gimo, y ruegos,
como lava ardiente, que cae en el mar,
creaban vapores, de sudor carnal,
se desbordan los cauces del fuego,
y en aquel infierno de ardor, y agua,
con tu mar se entremezclan mis olas,
no… no podíamos ser personas,
en aquel momento, de sexo animal.

Fue un caudal, donde se hunden las almas,
tormenta hubo de piernas, labios y brazos,
el tiempo… el tiempo rompimos en pedazos,
del amor arrancamos, de raíces las palmas,
caudal intenso, ardiente, un vendaval,
fue nuestra desesperada, tormenta divina,
que nos dejó, aquella pasión asesina,
que aún nos quema, a la hora de amar.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA

Wednesday, February 26, 2014

Sabes que siente mi corazón?


¿Sabes que siente mi corazón?

¿Sabes que siente mi corazón?
¿Sabes que pasa por mi mente?
¿Sabes como estoy por dentro?
Te diré, soy de amores indigente.

Busco el calor de unos besos,
que estén lejos en la espesura,
de un bosque claro, diferente,
este deseo, a diario me tortura.

Yo aquí sigo esperando,
lo que de joven, fui a buscar,
y que aún sigo anhelando,
el candor de un ardiente mirar.

¿Sabes que siente mi corazón?
Siente dolor pues como una fisura,
se raja él, en miles de pedazos,
en una seca, e inmensa llanura.

Como en una sequía quedado,
en un valle torrencial,
mi corazón se ha cuarteado,
sin el agua, esa agua del amar.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA

Tuesday, February 25, 2014

De nuevo




De nuevo

Campos tejidos de noche,
encaje de luz de estrella,
tu piel brillaba en ella,
con la risa de tu goce,
a lo lejos una tonada,
acompañaba nuestros amores,
mujer vestida de luna,
de tu pelo, a los talones.

Enamorado del retrato,
que tu visión presentaba,
mi vista enamorada,
te admiraba sin recato,
nunca vio un cielo estrellado,
tanta, tanta belleza pura,
nunca a un bello lucero,
opacó otra hermosura.

Jóvenes éramos, al amor abiertos,
jóvenes atrevidos, ¡OH Dios!
Se me partía mi sexo en dos,
eso… eso bien lo recuerdo,
cuanta dureza en mi vida, 
cuanta tersura en tu piel,
como reventaba mi sien,
tu a mi cuello bien prendida.

Ayer… ayer te volví a ver,
después de tantos años,
te recordé como antaño,
hermosa, y bella mujer,
reí para mis adentros,
estabas acompañada,
pero vi yo en tu mirada,
que me recordaste por cierto.

Solo te dije adiós, luego te vi partir,
y cuando al fin te alejabas,
el viento cruel me lastimaba,
con el aroma, de tu vivir;
de nuevo te volví a revivir,
tornaste tu rostro con cuidado,
sentiste que te había besado,
antes… antes de dejarte ir.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA

Monday, February 24, 2014

Cibaeña




Cibaeña

Buscaba Dios, hacer la belleza,
para su maravillosa creación,
miró bello, bello era el sol,
bella también la naturaleza,
pero él buscaba un toque especial,
buscaba algo con presteza,
algo especial, para su belleza,
algo que no pudiera tener igual.

Buscó en lejanos continentes,
en los valles, y en las montañas,
hasta que miró a cierta gente,
Dominicana, linda, y poco huraña,
entonces una mulata hermosa,
con fuego en sus sensuales caderas,
caminaba airosa por la pradera,
de aquella isla tan preciosa.

Había buscado él con tanto ardor,
que al encontrar tal hermosura,
exclamo Dios ¡Que bella criatura!
Y allí mismo sudó él todo su amor,
y en aquella dorada piel isleña,
halló Dios aquel especial ingrediente,
dio mulata piel, a su belleza naciente,
y la llamo él: “CIBAEÑA”

Autor: José Prado
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No más dudas




No más dudas.

Paradoja intensa de el vivir,
dormir, sin estar pleno, y seguro,
de si hay, a tu lado un conjuro,
para felicidad, paz, no conseguir.

Cuanto más lo pienso, yo más lo dudo,
donde podré finalmente dirimir,
dudas que el diario, y duro vivir,
me aquejan en constante apuro.

Y descubrí, con asombro muy sutil,
que a veces la duda intensa, vil,
es por nuestra propia inseguridad.

Solo busqué, yo mismo quise querer,
no dudé más del vivir, fui a correr,
y adquirí yo mismo, mi libertad.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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Saturday, February 22, 2014

!Ole, gitana!






¡Ole, gitana!

Tu nombre claro en mi mente,
hizo fluir el murmullo,
que se abrió como el capullo,
en versar de amor candente,
llegaron, nuestros momentos,
con ese ardor irreverente,
y se lleno sencillamente,
con calor mi pensamiento.

¡Ole gitana! gritaba el cantaor,
y con el sonido de la guitarra,
y filosas curvas de cimitarra,
bailabas, con el mismo amor,
cante de tablao, gitano, flamenco,
en casa de madre española,
me cargaste la pistola,
con balas de firmamento.

¡Ole que así se baila, mujer!
Tú… tú taconeaste el piso,
y me llevaste al paraíso,
solo viendo tu cuerpo mover,
mueve tu serpentino clavel,
que se oculten las estrellas,
porque al bailar eres bella,
¡Ole que así se baila el querer!

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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Friday, February 21, 2014

Recuerdos




Recuerdos

Fuerza gris, oscuro tormento,
tiempos de intrínsecos sentimientos,
etérea alma, pura, rodeada,
por la oscuridad del firmamento.

Realidad ilusa la de pensar,
que la risa, soluciona los lamentos,
que erosionan mi ser existencial,
porque la risa, no tiene pensamiento.

Cayó de la Luna, un pedazo de luz,
como cae a la tierra un aerolito,
sin dirección, sin guía, sin aviso,
así se fue, de rápida, mi juventud.

Hoy extasiado en los recuerdos,
de un pasado fuerte, y pasional,
no puedo olvidarme de amar,
aunque el amor no es para cuerdos.

Terrible tiempo de premura,
que se llevó mi vida sin razón,
se llevó las ramas de mi tocón,
que cuidaba yo con ternura.

Llora poeta enamorado,
llora no importa la estatura,
si llorar limpia tus pecados,
y tu triste alma queda pura.

Enjuga tus lágrimas repletas,
con besos, de un amor nuevo, y puro,
para que elimines el conjuro,
que ata… que ata tu alma de poeta.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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Realidad




Realidad.

Los sueños, los sueños se van,
y las realidades se quedan,
luego como la vida, que parte,
de una, y entera, ellos se acaban.

La visión de mí, en tus sueños,
es el reflejo de tu soledad,
que yo aunque traté, y quiera,
no puedo, no puedo evitar.

Te has preguntado:

¿Por que de luces se llena el cielo?
¿Por qué nace la alborada?
¿Por que es tan negra la noche?
¿Por qué terminan las madrugadas?

Un sueño, es en realidad,
una fantasía alcanzable,
pero a veces cuando la alcanzas,
no se ajusta a la verdad.

Por eso buscamos verdades,
y de pronto, dejamos de soñar,
y se rompe el cuerpo humano,
pues Dios nos hizo para amar.

Olvida tus quitas, olvida tu pesar,
para recordarlo habrá más tiempo,
para eso, para eso sopla el viento,
que siempre nos lleva a volver a soñar.

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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Que mas puede dar un poeta?




¿Qué más puede darte un poeta?

Quise tener, dejar tu risa,
en mi boca encarcelada,
quise con una pincelada,
dibujar tú ser, sin prisa,
en un caudal que crispa,
con fuerza una ola del mar,
poner tu recuerdo, tu soñar,
hermosa, y exótica Odalisca.

Quise robarte el pelo,
robarte tu dentadura,
robarte esa dulzura,
que te regaló, el mismo cielo;
quise con un blanco pañuelo,
enjugar tus pasados llantos,
hacerte olvidar tus quebrantos,
cubriéndolos con un te quiero.

Quise, quise tantas cosas,
todas eran buenas para ti,
pero no te fijaste en mí,
te sabías muy hermosa,
atravesó mi corazón una saeta,
te regalé este verso, y una rosa,
a tu alma cruel, y orgullosa,
¿Que más puede dar un poeta?

Autor: José Prado
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Luna nueva.




Luna nueva

Oscura estaba la Luna,
Luna era de gatos negros,
estaba nueva en los cerros,
o quizás muy bajo entre las dunas,
volamos a un mundo verdadero,
era él color verde aceituna,
cuanta fue mi gran fortuna,
al ser de tus besos prisionero.

Tus besos pueden extasiarme,
creaste en mis labios lamentos,
gozamos todos los momentos,
del querer, y el desearse,
no espíes Luna, déjame verte,
alumbra la total entrega,
no nos dejes a oscuras, llega,
alumbra susurros, caricias, y deleite.

Mis labios te atrapan lentamente,
como a una dulce, tierna ciruela,
solté yo tu sedosa cabellera,
que enmudeció toda mi mente,
grité como un loco desaforado,
¡Luna deja ya de ser nueva!
es hora de que seas llena,
porque estoy… estoy enamorado.

Autor: José Prado
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Deja que la lluvia llegue




Deja que la lluvia llegue

Deja que la lluvia llegue,
que moje nuestros cuerpos,
que nos llene los cimientos,
déjala, déjala que llegue,
déjame besar tus labios,
de apretar tú estrecho talle,
que me deje Dios ese detalle,
el que es tan grande, y sabio,

El agua llegará a empaparte,
que moje ella nuestras ropas,
que derrame ansias locas,
para no hablar, solo amarte,
y en ese momento mojado,
con mis caricias, dejarle saber,
a ese, tu cuerpo de mujer,
que como yo, nadie lo ha amado.

Deja que llegue la lluvia,
que no queden rayos, ni centellas,
ni en el cielo hayan estrellas,
que solo brille la mirada tuya,
que me deje entre tus besos,
completamente mojado,
la promesa que he entregado,
de quererte con embeleso.

Autor: José Prado
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Thursday, February 20, 2014

Cosas de la vida.




Cosas de la vida.

Placeres diome la vida,
la vida que Dios me regaló,
regaló él con la sentida,
sentida risa que él me dio.

Dio amor a manos llenas,
llenas de luz y de pasión,
pasión que trajo penas,
penas amargas, del corazón.

Corazón que se aletarga,
aletarga él, por el amor,
amor que a veces descarga,
descarga traumas o ilusión.

Ilusión trae a veces la vida,
vida que a veces trae ardor,
ardor que quema la herida,
la herida vieja del corazón.

Autor: José Prado
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Monday, February 17, 2014

Mujer de oro






Mujer de oro

Tu oscura cabellera hermosa,
se soltó en una cascada de sangre,
que cubrió mi rostro,
y de ti me dio hambre;
aspiré todo el olor,
que emanaba de tu piel,
y en un ritual de beso,
de tu panal, probé la miel.


Te besé como se besa la tierra,
esa tierra donde nacemos,
porque se ama y se quiere,
como yo a ti te quiero,
y sentí en mi corazón,
esa eterna premura,
de quererte intensamente,
con amor, y con ternura.


No soy igual a ese,
que no apreció tu querer,
que no apreció la belleza,
de tu risa y de tu ser;
yo soy diferente ¡soy loco!
porque como el rey Midas,
yo convierto en oro,
todo…todo lo que toco.


Y toqué tu dulce cuerpo,
en ese dulce fantaseo,
que hoy es lo más hermoso,
que cada día veo,
eres mi barra de oro,
con ese toque especial,
de piel de fuego y canela,
y eso… nadie lo cambiará.


Autor: José Prado
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Musa malsana





Musa malsana

Musa mujer, moliendo malvas muertas,
mirando muestras, manos malolientes,
mil musas mundanas, malditas mentes,
mimosas, mis madrigales, me muestran.

Mala, miserable, mi madrugada,
milagrosa, malévola mi muerte,
mustios manantiales, malsanos mienten,
mares moteados, mística mirada.

Malas muestras, malditas, mentirosas,
malignas, milenarias, muertas malvas,
moluscos, mugre mutante, melosas.

Malditas mis malas, morenas mambas,
maliciosas mis musas, molestosas,
mareado muérame, mátenme mientras.

Autor: José Prado
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Friday, February 14, 2014

Belleza innata




Belleza innata

Transparencia angelical tu mirar,
es exótico vuestro cuerpo entero,
llenó mi mirada de claro cielo,
esas las bellas formas de tu andar.

Excelsa toda tu belleza innata,
y en la simple visión de tu posar,
alzó mi pluma con el dulce versar,
que a mi verbo con su razón desata.

Deja te vea reina, mujer hermosa,
déjame pues, disfrutarte preciosa,
deja mis rimas salirte a buscar.

No te ocultes a mis humanos ojos,
arrodillados pues, por el enojo,
ellos no pueden dejarte de admirar.

Autor: José Prado
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Nunca se acaban los recuerdos.




Nunca se acaban los recuerdos.

Las sabanas se engalanaron,
con la presencia de tu piel,
caricias mucho más de cien,
a tu bello cuerpo tocaron,
besos, y lengua, se entrelazaron,
con ese dulce embeleso,
que me dejaron de pasión preso,
cuando en tu sexo se cruzaron.

Tus muslos enmarcaron mi cara,
te di ese maravilloso regalo,
allí detenido, como esclavo,
del sabor que tu cuerpo emana,
allí estático como piedra,
quedó amarrado el tiempo,
escuchando los lamentos,
viendo mis caricias a tu tierra.

Tu cuerpo testigo, sano,
de tanto, tanto amor,
hervía con todo el calor,
del placer con que te amo,
derretidos, desnudos cuerpos,
bañados por nuestro sudor,
nunca se ha acabado el amor,
como tampoco los recuerdos.

Autor: José Prado
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