Recuéstate
tranquila
Recuéstate
tranquila, ojos cerrados,
por
favor, déjate puesta el antifaz,
deja
tus ojos ocultos, guardados,
al
fetiche sensual, salvaje y rapaz.
Tranquila
aguarda, el toque de mis manos,
el
beso tierno, suave, dulce y capaz,
de
unos labios cariñosos, ufanos,
que
te aman, con esta dulzura veraz.
Vaya
pues mi mujer, tan buena y hermosa,
con
total confianza, y fino denuedo,
pues
nunca, nunca yo, te he de traicionar.
A
recibir hasta en sueños, la rosa,
nunca
el dolor, ha de pinchar tu dedo,
pues
mi corazón yo, te he de regalar.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
USA
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