Mi
dama de atardecer y mar
Caminando
por la orilla, allí donde arriban las olas,
me
pregunté al mirarte, con el sentimiento a la mano,
¿Por
qué? ¿Por qué inventaron los rompeolas?
Si
en conjunto el mar, con sus olas y tú, se siente ufano,
colores
de atardecer, con grises aureolas,
tu
cuerpo hermoso y libre, como las amapolas.
Mi
dama de atardecer y mar, de opacos colores,
que
se llenan de vientos, rugientes y tormentosos,
como
esos inquietos, e incipientes amores,
pasionales,
libres, como la falda de tu vestido airoso,
que
me llena de ilusiones, de dudas y temores,
porque
tienen un sentir, profundo y peligroso.
Este
deseo me consume, y me estremece,
cada
día te añoro, porque no puedo aguantar,
a
tu lado todo, todo se mueve y se mece,
estoy
inquieto, mi pasión no puedo controlar,
hoy
mi corazón quiere, quiere que te aprese,
mi
bella dama, dama de atardecer y mar.
Autor: José Prado
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