Déjame regalarte una rosa
Hay tanto sentir en mi mente,
que arranqué de mi rosal una flor,
para dártela tiernamente,
y demostrarte todo mi amor.
Me recosté suave, a tu espalda,
y con el toque de mi mano,
sentí tu piel, esa que escalda,
pues nuestro amor, no es humano.
En el caballero, lobo salvaje,
dentro de la dama, fiera razón,
pues animal es el linaje,
que rige nuestro corazón.
Déjame regalarte una rosa,
guárdala en tu cabellera,
se mantendrá hermosa,
hasta que llegue la primavera.
Entonces el apareo natural,
unirá nuestros cuerpos,
en esa locura genital,
de cóncavos y convexos.
Deshojaré entonces la rosa,
que tu cabellera guardó,
con la ferocidad airosa,
que en mi sexo quedó.
Autor: José Prado
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