Que sola estás en tu casa.
Que sola estás, allá en tu casa,
Descansando, sin nada que hacer,
leyendo un libro, tu cuerpo amordaza,
todo tu deseo oculto, de mujer.
Tu cabello suelto, descuidado,
tus ojos marchitos sin deseo,
olvidado el arreglo y el cuidado,
no es tu silueta la que veo.
Porque extrañas mis momentos,
pero no lo quieres reconocer,
testarudos sentimientos,
esos que a veces tiene, el querer.
Que sola estás, allá en tu casa,
que tristeza, para mi tu figura,
tú que eras libre torcaza,
hoy eres una triste criatura.
Despierta ahora, no te dejes caer,
Dios no castiga nuestra locura,
ni nuestro tiempo, hace perder,
por eso busca, una nueva aventura.
Autor: José Prado
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