Callada melodía

Callada melodía

 

La tarde fue bella, azarosa,

llena de tiernos sentimientos,

olvidados los sufrimientos,

tu cabellera larga y hermosa,

callaba como el sarmiento,

creciendo junto a la rosa,

la tarde fue bella, azarosa,

llena de tiernos sentimientos.

 

De pronto una callada melodía,

como de violín. tocaba tu corazón,

su dulce sonido llenó mi razón,

desde muy profundo lo sentía,

todo caía en perfecta sazón,

ya casi llegaba el medio día,

de pronto una callada melodía,

como violín, tocaba tu corazón.

 

Eras feliz de nuevo, todo caliente,

al fin volviste a sentir, aquel beso,

que a tus pasiones, fue aderezo,

y que alivió de pronto, tu mente,

por fin revivió, tu sensual cerezo,

tu sensibilidad, se volvió demente,

eras feliz de nuevo, todo caliente,

al fin volviste a sentir, aquel beso.

 

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

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Isabella

Isabella

 

Miras al cielo, tranquila mi nena,

soñando despierta, con inocencia,

que importan riquezas ni ciencia,

rodeada estas de sol, viento y arena,

 

Tu nombre, con oleaje desvela,

con tu mar de risa y candor,

solo puedo escribirte amor,

mi dulce y bella, niña Isabella.

 

Rosa la tela de tu vestido,

blanca la pureza de tu alma,

tu belleza rompe mi calma,

de mi corazón altera el latido.

 

Hoy te escribo, un poema,

no pienses te había olvidado,

en mi pecho muy bien guardado,

llevo tu beso, con su tierno dilema.

 

Que Dios bendiga tu destino,

te guarde y te de tranquilidad,

yo hoy te dejaré con humildad,

mis letras para leer, en tu camino.

 

Autor: José Prado

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Conversión

Conversión

 

En el bosque de la vida, me encontraste,

con el duro pesar, de hallarme solo,

lobo solitario en gran contraste,

a tu bello parecer, de tierno gladiolo,

sin saber a mi fiero corazón, tú lo dejaste,

encerrado, dentro de un amoroso alvéolo.

 

Muy rápido, pasó mi arisca rabia,

cuando me miraste con dulzura,

mi sangre corría como la sabia,  

que corre rauda en la espesura,

de aquellos arboles de Arabia,

que inspiran amor y ternura.

 

Me quitaste la piel sucia y salvaje,

me vestiste con un traje de amor,

hiciste que mi alma sin ambages,

se dejara llevar sin resquemor,

y de lobo salvaje, me mutaste,

a un lobo caballero y campeador.

 

Hoy a tu lado, soy cariñoso,

olvidé el resabio y el desamor,

solo veo tu rostro hermoso,

que mira con dulzura alrededor,

cuidándome con un deseo celoso,

y nunca vuelva a ser, un lobo destructor.

 

Autor: José Prado

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Reina de mi cama

Reina de mi cama

 

Déjame ver tu espalda mojada,

tu pelo húmedo, tu cuerpo esbelto,  

déjame soñar, aunque esté despierto,

déjame verte, tiernamente relajada,

envuelta figura, me dejó sin aliento,

llegó el fin, de nuestra loca madrugada,

déjame ver tu espalda mojada,

tu pelo húmedo, tu cuerpo esbelto.

 

En tu mano, una copa de vino,

desespera esperando tus labios,

y es que entiende los presagios,

que ardientes guardas en tu sino,

mujer gitana, dueña de mis erarios,

mueve sensual tu cabello fino,

en tu mano, una copa de vino,

desespera esperando tus labios.

 

Impaciente ruge tu sangre fogosa,

porque eres la reina de mi cama,

nunca habrá en mi alcoba otra dama,

tu eres mi dueña, mujer hermosa,

con tus besos te hiciste mi ama,

y por tu cintura, fuerte y primorosa,

impaciente ruge tu sangre fogosa,

porque eres la reina de mi cama.

 

Autor: José Prado

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Un privilgio

Un privilegio

 

Hoy recordando estaba tu belleza,

oyendo una romántica canción,

y se emocionó mi corazón,

sentía el olor de tu piel, princesa,

pues yo te añoro con ilusión,

lágrimas llegaron con simpleza,

hoy recordando estaba tu belleza,

oyendo una romántica canción.

 

A mi mente, de sentir revoltoso,

llegó un terrible pensamiento,

temblé de pronto no te miento,

Que pasará? Cuando tu ser hermoso,

no excite de pronto mi sentimiento,

cuando no vea, tu toque amoroso,

a mi mente, de sentir revoltoso,

llegó un terrible pensamiento.

 

Decidí mirarte más a menudo,

grabar en mis ojos, tu mirada,

y cuando mi mente esté nublada,

por el tiempo que es tan rudo,

recordarte si pudiera, enamorada,

aún si mi hablar, quedara mudo,

decidí mirarte más a menudo,

grabar en mis ojos tu mirada.

 

Amarte mujer fue un sortilegio,

una experiencia encantada,

no quiero llegue mi madrugada,

sin decirte este, mi último criterio,

tu querer cambió, mi vida amargada,  

para mi vida fuiste, un privilegio,

amarte mujer fue un sortilegio,

una experiencia encantada.

 

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

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Guajira endiablada

 

Guajira endiablada

 

Huye guajira endiablada,

mujer de pelo enredado,

salvaje reina, nunca enjaulada,

te vi hoy, por la noche guardado.

 

Busqué como tigre engreído,

sabiendo mi poder de hombre,

de pronto me sentí poseído,

aunque a mis amigos asombre.

 

Y tú guajira endiablada,

riéndote me mirabas,

y en aquella madrugada,

mi deseo despertabas.

 

Se fue el tiempo de viaje,

nunca llegó la alborada,

yo te digo sin ambages,

te amé, guajira endiablada.

 

Y hoy de nuevo recordando,

aquella noche embrujada,

sigo… sigo viendo soñando,

tus ojos, guajira endiablada.

 

Autor: José Prado

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Vístete de encaje, mujer hermosa

Vístete de encaje, mujer hermosa

Vístete de encaje, mujer hermosa,

deja que la luna mire tu perfil,

espera sentada frente a un candil,

porque ya llega la briega ardorosa,

la fuerza sexual del mandril,

tu belleza tierna como la rosa,

vístete de encaje, mujer hermosa,

deja que la luna mire tu perfil.

Tu mirada está llena de fantasías,

y tu cuerpo, con andar preferente,

que explotan mi humana mente,

con sus sensuales melodías,

y en este momento demente,

donde tu vientre es mi ambrosía,

tu mirada está llena de fantasías,

y tu cuerpo, con andar preferente.

Vestida de encaje, tu piel de seda,

ha quedado en mi boca tu rubor,

tu elixir picoso bebí y su sabor,

me llevó al cielo de la ramera,

allí en aquella alcoba del amor,

viajamos el sexo sin frontera,

vestida de encaje, tu piel de seda,

ha quedado en mi boca tu sabor.

Vístete de encaje, mujer hermosa,

y en la cama deja olvidado tu candor.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

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