Extenuada

Extenuada

La noche de copas, noche cansada,

noche de amores y cruenta tempestad,

los cuerpos llegaron a la alborada,

llenos de pasión y extrema vanidad.

Rompiose el cielo, rayos, madrugada,

cuerpos desnudos obviada santidad,

piel brillante, resbalosa y sudada,

fuerte, ardiente, amante joven de edad.

Mujer lujuriante, extenuada visión,

la dueña absoluta de mi bastión,

allí quedó rendida, recostada.

Tanto, tanto disfrutó del amor,

que se durmió como lo hace la flor,

después de una tormenta, inesperada.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Amor de siempre

Amor de siempre

Pasado ha, tanto tiempo corazón,

han pasado tantas, si tantas lunas,

desde que mi vida tuvo la razón,

para reír… para reír de sus fortunas.

Ya no recuerdo la suave sazón,

que adornaron, tus ojos de aceitunas,

con aquella, negra mirada de ilusión,

que te envidiaron, las noches morunas.

Hoy mirando de nuevo al negro cielo,

que tantas veces cuidó nuestro amor,

mi ser es puro y pasional desvelo.

Vuelvo a rebosarme de tierno anhelo,

se llenan nuestras mejillas del rubor,

que derrite… que derrite al mismo hielo.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Mirando fijamente al tiempo

Mirando fijamente al tiempo

Fija la mirada de mujer,

amplios tus pensamientos,

buscas de nuevo el querer,

que se llevaron los tiempos,

buscas de nuevo un ser,

que te haga olvidar sufrimientos.

Como en una alta colina,

en una triste alborada,

con tu piel linda, fina,

con el alma enamorada,

con húmeda boca ladina,

anhelas volver a ser amada.

Mirando fijamente al tiempo,

que es tú cruel y gran enemigo,

no quieres ya más lamentos,

quieres de un corazón amigo,

la caricia del sentimiento,

caminando un nuevo camino.

Llega al fin, hombre atrevido,

príncipe de luna, de flores,

que mi razón ha vivido,

el sufrir a borbotones,

consuela mi ardor desinhibido,

con los besos de tus amores.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Concesión

Concesión

Negras pasiones, con sombras llenaron,

de aquella tenebrosa noche, el lugar,

las manos violentas al acariciar,

pues con amor total, nos embriagamos.

Los brazos eran los gajos pesados,

del amor, que se hizo árbol frondoso,

fuerte, pleno ancho, muy poderoso,

nuestros corazones allí entregados.

La penumbra, alumbró la luna,

desnudos cuerpos encorvados,

sobre tu espalda yo doblado,

disfruté al fin de mi fortuna.

Llegué por el camino perfecto,

al lugar de tus incautos amores,

tu vientre abierto, como las flores,

de el entendí yo su dialecto.

Olvido en tus brazos mis dolores,

se alegró de pronto mi gesto,

cuando en tus pechos me recuesto,

y me deleito con sus sabores. 

Porque la oscura noche me dio vida,

porque Dios me concedió tu candor,

y junto a él, la golosina del amor,

y con ella… la ilusión antes perdida.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Es hora de pecar

Es hora de pecar

Silencioso cielo, pelo alborotado,

la gana del querer plena,

la casa del amor de deseos llena,

ojos negros, carbón en la piel empotrado,

hierve la sangre, la sangre que pena,

entre los muslos, de tu sexo guardado.

Pero es la hora… es la hora de pecar,

es la hora del sentir fuerte y rudo,

de tomar la espada con filo agudo,

es la hora de besar, de amar,

porque al fin… al fin tu cuerpo pudo,

romper esa, esa manzana de cristal.

No te cubras, expón tu arma,

no dejes que mis ganas se vayan,

por tanto tiempo ellas ensayan,

no dejes que se enfríe mi alma,

con la nieve del temor, que entallan,

en tu cuerpo, timidez y calma.

Es hora de pecar, sin pecado,

pues el amor es de Dios, él es amor,

¿Como puedo ser pecador?

¿Como puedo ser condenado?

Si en tus labios esta el ardor,

del mismo rayo guardado.

¿Como puedo ser yo un pecador?

Dime tú, si cuando despierto te pienso,

si eres de mi corazón el incienso,

que me da… que me da vida y valor,

si no puedo vivir sin tu beso,

y menos quiero, vivir sin tu amor.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Larga vereda

Larga vereda

Tracé en mi alma, una muy larga vereda,

buscando a una dama para cuidarla,

y como árboles que sus ramas enreda,

proteger su destino, sin olvidarla,

un camino, que el desamor no agreda,

con un perpetuo verdor para velarla.

Partió mi corazón allá muy lejos,

al frío de tundra, fui yo a buscarla,

entre nieve fueron los azulejos,

a anunciarle que iba yo a amarla,

ella… ella frunció el entrecejo,

dudó que yo fuera a encontrarla.

La busqué sin miedo, con firmeza,

planté mi pie, en resbalosa tierra,

miré ansioso, busque a la belleza,

con la esperanza, que al fiel aferra,

allí encontré a la trigueña esa,

que al fin hoy, mi soledad destierra.

Por fin ya, ya unidos estamos,

la vida pasa bajo nuestras ramas,

llenas del amor que sin duda hallamos,

entre aquella miel, de almas humanas,

que nació cuando nos encontramos,

en aquella fría tierra, fría y lejana.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Huye razón de mujer

Huye razón de mujer

La espera insufrible del sentimiento,

dolor que lacera el centro del alma,

con olvido, que deja como el viento,

destrucción que a los amores desalma.

La envidia en su arrogante alojamiento,

las mentiras y patrañas empalma,

maltratando tu inocente pensamiento,

robándote la quietud y la calma.

Mientras la belleza realmente acaba,

tiempo implacable, en sentir incorrecto,

a tu rostro bello… líneas dejaba.

Yo que tenía sueño de amor perfecto,

con mis besos, avisando gritaba,

razón de mujer, corre a mi… directo.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Tonto soñador

Tonto soñador

La tarde era de lluvia, de esas listas para el amor,

muy rojo estaba el Corazón, negro estaba el cielo, 

tu cuerpo tan hermoso, un paisaje seductor,

tu boca ávida, tan pasional en su desvelo.

Tembló la tarde, y como insecto volador,

cuerpos se perdieron, en nubes de terciopelo,

se adornaron, las finas manos de un escultor,

con las hebras finas, que le regaló tu pelo.

La tarde estaba de fiesta, con placer querendón,

el guajiro trabajaba con el duro azadón,

el sol villano, jugueteaba en tu cabellera.

Y la tarde ya en su hastío, sin obtuso resquemor,

gritó al guajiro para… para ya tonto soñador,

que esperando está, tu bella hembra en su madriguera.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Vivencias y experiencia

Vivencias y experiencia

Una noche de pasión loca, una sola,

ya han pasado tantos años,

se te ha secado la boca,

vives de recuerdos de antaño,

cuanto darías por tomarte una copa,

cuanto por un sexual regaño.

Frente al espejo, ves tu piel cuarteada,

con las marcas de la maternidad,

piensas que ya no volverás a ser amada,

que ya… que ya no inspiras virilidad,

sin saber que estas equivocada,

me enamoró, tu inquieta sensualidad.

No te daré una noche de amor,

te daré… te daré miles si me dejas,

si me miras con lujuria y ardor,

si sensual me frunces tus cejas,

encendiéndome con el calor,

que derrite hasta las tejas.

Que importan las marcas de tu piel,

que importan los años, tu existencia,

si tu boca sigue teniendo miel,

si tu vientre esta lleno de vivencias,

todas esas, que de una a granel,

mezclaré con mi experiencia.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Todo lo que quise

Todo lo que quise

Una vez quise amar, un cuerpo maravilloso,

quise a una mujer, tierna, amante sin igual,

una vez quise ser, aquel hombre galán,

de esos, con nariz empinada y orgulloso.

Una vez quise amar, como los actores,

quise besar y… que tu pierna levantaras,

que en un suspiro, mi nombre pronunciaras,

en un tierno y largo, éxtasis de amores.

Y cuando te conocí, llegaste de improviso,

me quedé aturdido, como encantado,

vi tu cuerpo venir, de pronto a mi lado,

y todo lo que quise, olvidé sin aviso.

Miré tus ojos arrobado, por su limpidez,

tu cuello erecto, tu pelo rebelde y suelto,

tu risa cascabelera, tu pecho esbelto,

y me olvidé de todo, lo que no fuera tu tez.

Dije tu nombre, despacio, quedo,

con tu risa y tu mirada, me estremecí,

mi rostro amante, se tiñó de carmesí,

tu boca rosa, a ella voló mi dedo.

Cerré mis ojos, me dejé llevar,

por el único murmullo de tu voz,

mi corazón intenso, partió veloz,

y ambos… ambos nos dejamos amar.

Entonces todo lo que quise recordé,

todo por fin, antes de al fin conocerte,

y me di cuenta que sin proponerte,

todo lo que quise en ti… en ti logré.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Mi nuevo yo

Mi nuevo yo

He sentido desconsuelo y dolor,

he sentido la envidia en mi vida,

he sido señuelo, para la burla traída,

traída por la envidia, odio y rencor.

He sentido también un beso arrobado,

he probado dulzura de unos labios,

he escuchado muchos consejos sabios,

he tenido, muchos amigos a mi lado.

He probado lo probable,

y descartado el imposible,

siempre he estado disponible,

muy afilado como un sable.

Yo he regalado momentos,

también he recibido instantes,

pues muchas son las interrogantes,

de los humanos sentimientos.

Y hoy por el tiempo enseñado,

he aprendido de una vez,

a dejar la horrenda altivez,

a ser humilde y pausado.

A pensar antes de hablar,

a respetar el pensar ajeno,

pues la vanidad es el veneno,

que nos impide a veces amar.

Gracias mi Dios, de verdad,

ya no guardo más rencores,

he perdonado los errores,

porque me regalaste piedad.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Siento que...

Siento que…

Siento el vacío que llenan los vientos,

porque no estas en tu lugar,

me pregunto ¿Cuando vas a llegar?

Le tengo miedo ya al silencio,

quiero ruido, quiero amar,

y olvidarme de lamentos.

Siento ganas de abrir las alas,

y como un águila planear,

buscarte por mares y playas,

entonces desde las nubes bajar,

atrapándote y que no te vayas,

de mi corazón a apartar. 

Siento la eterna desesperación,

la preocupación constante,

de que algo pase en un instante,

y se acabe mi tierna ilusión,

esa que hoy me lleva adelante,

curándome el corazón.

Siento que ya quiero, ahora,

no tener que esperar más,

tener de tu cuerpo la paz,

de tus carnosos labios su flora,

para que a tu vientre jamás,

lleguen noches sin auroras.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Graduada

Graduada

La belleza de una niña,

el viento del temporal,

la existencia casual,

del aroma en la campiña.

El crecimiento seguro,

que a una madre implora,

amor, amor a cada hora,

en un mundo tan impuro.

Todo tiene su precio,

todo es una contemplación,

cuando en la graduación,

todo es bello, nada es necio.

Uno siente en el pecho,

una inusual alegría,

por aquella que un día,

cuidamos en un lecho.

Y nos damos cuenta al sentir,

que cuando ella nació,

sin darnos cuenta comenzó,

comenzó ella a partir.

Es la ley… la ley de la vida,

nosotros una vez lo hicimos,

una vez también partimos,

en una fugaz despedida.

Pero ella hoy va preparada,

la escuela le da herramientas,

para que en una sociedad violenta,

ella crezca libre, consagrada.

Ella será el futuro bueno,

ella levantará la espada,

con esa juventud amada,

con carácter sabio y sereno.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

                                                                                     Dedicado a Staisy Vásquez Peña.