Perfecta creación

Perfecta creación

Mojada sirena de cuerpo hermoso,

gritó Dios, al verte con regocijo,

creación perfecta todo era grandioso,

no quiso olvidar elogio, y te bendijo.

Cintura estrecha, él te moldeó juicioso,

tus ojos muy negros, de ardor prolijo,

llenó tu boca con un reír gracioso,

y en tu vientre, él dejó llevaras hijo.

El hombre derecho a su madre quiere,

es el amor más fuerte, que Dios nos dio,

en su pecho la lleva, a donde fuere.

Por eso respeto tu amor con mí querer,

porque Dios mismo, tu amor me regaló,

y como mi madre eres… eres mujer.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Espejo maldito

Espejo maldito

¡Espejo maldito, maldito espejo!

Tu brillo es cruel y me avasalla,

con bellas formas con que entalla,

mi pensamiento, de amor perplejo.

Cuerpo angelical y tierno,

piel de fuego fulgurante,

risa hermosa y palpitante,

para calentar al invierno.

Placida como en un pedestal,

su cuerpo mirar se deja,

cubierto por la madeja,

de una cabellera sin igual.

Yo hombre solo, de lejos,

dejo volar mi imaginación,

en un libre pensar con ilusión,

de incondicionados reflejos.

¡Espejo maldito, maldito espejo!

Porque tu imagen me hace sufrir,

yo… yo te tengo que maldecir,

fruncido, muy lejos mi entrecejo.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

De soslayo

De soslayo

Lomas, llenas de nubes y cielo,

llenas de paz y armonía,

cubiertas con delicado cabello,

son tus curvas mujer mía.

Cuando te miro de soslayo,

cuando palabras no atino,

cuando amante me desmayo,

es por mi feliz destino.

Es porque amo tu figura,

y me haces torcer el cuello,

para admirar mi criatura,

tu curvado cuerpo bello.

Cuando veo tu desnudez,

cuando amo, amo tu todo,

siento en mí la placidez,

pues mi corazón acomodo.

Y me recuesto con empeño,

en un largo suspirar,

al saber que soy el dueño,

de tu vida y de tu amar.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Despertar

Despertar

Boca abajo estas, llegó la mañana,

perezoso despertar de ojos,

llenos de paz, dulces antojos,

claros, como la luz de mi ventana.

Desnuda tu piel, es panorama,

que excita pasión, hambruna,

de sexo animal, raza lobuna,

que a mi cuerpo de hombre llama. 

Bajando suave, la luz dorada,

que emana de tu tersa piel,

llena mi cuerpo a granel,

el calor natural, de una alborada.

Amante mujer, tanto añoro,

no puedo olvidar tu despertar,

si siempre me volvías a amar,

con los deseos que a Dios imploro.

Hoy en sueños te volví a mirar,

en aquel despertar ufano,

mi amante diosa, yo soy humano,

y tu visión me hizo, me hizo llorar.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Placer con mi recuerdo

Placer con mi recuerdo

Recuérdame mujer, en aquel momento a sola,

cuando a mi aliento rolo, en el recuerdo te llevas,

ahí cuando repites mis toques, en la consola,

que es tu sentir excitado, con pasiones plenas.

Bajaron por el mar de tu vientre que arrebola,

deseos que como en barcas, en arduas, duras faenas,

se movieron sobre mí, ondulantes como la ola,

que ayer ardientes, respirar me dejaron apenas.

Sensual mirada se escondió, en aquellos ojos,

que prendieron tu sexo, como secos abrojos,

que soportar no pudieron, al deseo y su pena.

En tu vientre agolpados, el recuerdo y el ardor, 

no pudieron olvidar, nuestro derroche de amor,

en aquella noche… noche de luna serena. 

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Sédame

Sédame

Tómame del cuello mujer,

bésame con locura,

que tus brazos por querer,

me rodeen como envoltura,

y me derritas con tu placer,

para olvidar, una vieja aventura.

Hazme abandonar mis querellas,

con la pasión de tus labios,

que a mi corazón repara, repella,

de aquellos viejos agravios,

con una cubierta muy bella,

de tu suave pintalabios.

Tómame del cuello mujer,

déjame beber tu saliva,

con las ansias de saber,

de tus amores su misiva,

porque yo quiero ver,

que mi respuesta, bien reciba.

Dame tu piel, mirada y calor,

que se me reviente el cuerpo,

que viva y sienta el amor,

hasta que me quede yerto,

agotado por aquel furor,

de nuestra batalla de cuerpos.

Sédame, con tu suave aroma,

después de haber terminado,

deja… deja que tu persona,

acaricie mi cuerpo acostado,

llévame en sueños a Roma,

a tu espalda acurrucado.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Manos de mujer

Manos de mujer

Tus caricias, mi cuerpo, tus dedos,

suaves y melosos con mi piel,

lleno de trampas y enredos,

de toques expertos que a granel,

me hacen dar suspiros quedos,

y derramar lisuras de miel.

Tus manos viajeras de mujer,

buscando el lugar más certero,

para crearme el eterno placer,

con el deseo ladrón, rapaz y artero,

que mi pasión y mi querer,

se llevó con él… con él prisionero.

Mujer que llena mis tiempos,

con la dulzura de tu boca,

con locura y embelesos,

que mi alma de hombre toca,

rugiendo desde mis adentros,

mi pasión que se desboca.

Hoy te siento, hoy te amo,

con ese sencillo querer,

humilde como el tamo,

que el viento mueve, sin saber,

donde mis sueños derramo,

para que los vayas a recoger.

Dime, princesa de manos bellas,

¿Cuándo? En mi pecho vas a dejar,

las marcas de tus querellas,

las líneas con que vas a marcar,

con uñas hechas de estrellas,

mi piel… propiedad de tu amar. 

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Pasional estertor

Pasional estertor

Corres como cabra inquieta,

con salto cierto y salvaje,

tan rápida como saeta,

con tu inusual engranaje.

Yo el pastor y personaje, 

que a tu alma, a amar te reta,

que importa mi simple atalaje,

solo mi desnudes me aprieta.

Ven mi cabra arisca y trigueña,

ven, deja que mire a tus ojos,

toca mi piel que te empeña,

a poner tu cuerpo de hinojos.

Hazte dueña de mi vientre,

con tu pasional antojo,

hazte dueña por siempre,

de mi tierno corazón rojo.

Hazme temblar al moverte,

bésame con pasión oscura,

para soñar con tenerte,

para siempre mi criatura.

Dame todo, todo el amor,

haz que por ti desfallezca,

con ese febril estertor,

que tu loco amor merezca.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

El rigor del amor

El rigor del amor

Mi pecho sintió, la suave caricia,

con ese dolor suave del amor,

tus dientes me llenaron de ardor,

mi carne vibró, con pura delicia.

Ámame así, sin el falso pudor,

que mata humanas pasiones,

lléname con las sensaciones,

del rudo sentir con rigor.

Olvídate si sangro al amar,

si queda marcado mi pecho,

si mi ropaje deshecho,

en tu boca ha de quedar.

Déjame sentir tú mordida,

déjame probarla de nuevo,

siente mi sexo que elevo,

por tu pasión encendida.

Que caigan truenos del cielo,

que se rompan las estrellas,

que me alumbren las centellas,

con todo tu amante desvelo.

Porque amarte es la tormenta,

que me cubre de malicias,

con vientos de sexo me envicias,

mujer con sabores de menta.

Luego siempre llega la calma,

siempre llega tu cabellera,

tranquila como la primavera,

que brisando mueve la palma.

Y así todo quieto en olvido rapaz,

fieras caderas reposadas,

tus piernas en mi cuerpo recostadas,

ambos dormitamos en paz.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Esfinge de amor

Esfinge de amor

Salada tu piel, mojada, tan hermosa,

como esas esfinges brillantes de oro,

es tu piel tersa, tu risa de Diosa,

limpia, completa, llena con decoro.

Faraóna de mis amores, ¡Que cosa!

amores tiernos, con mañas mejoro,

con mi dulzura, flores, mariposa,

soy tu amante hombre, candente meteoro.

Dorada estatua, tostada por el sol,

es brillante tu piel, parece bronce,

bruñido metal, dorado caracol.

Mi pensamiento vuela en un arrebol,

de sentir, amor, con fuerza que arronce,

mis ganas de vivir y amar sin control.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Tarde de sombras

Tarde de sombras

Se llenó la tarde de sombras,

negras nubes con centellas,

como celestiales querellas,

volátiles y rápidas alondras,

llegó con ella la lluvia bella,

madre que nunca se asombra.

Se llenaron de amor mis brazos,

con esa lujuria desbocada,

y mi alma sintió la estocada,

de mis sensuales deseos crasos,

que se enredaron con tu mirada,

y se olvidaron en tus abrazos.

Llena la tarde de oscuridad,

llena de brisas sensuales,

me bañé en tus manantiales,

con aquella tierna seguridad,

guardada en los carnavales,

de tu sonrisa y sensualidad.

Las bocas fundidas en besos,

los pechos inquietos, anhelantes,

los vientres sudados vibrantes,

muslos pegados con embelesos,

en aquella oscuridad de amantes,

marcados sentimientos impresos.

Se llenó mi tarde de sombra,

y mi noche de menguantes,

se llenaron mis instantes,

aquellos solitarios otrora,

y fui feliz con la alucinante,

compañía de tu aurora.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Belleza de nácar

Belleza de nácar

Son perlas bellas, de nácar su color,

hermoso pecho, suave y enamorado,

que brilla con el intenso ardor,

que con amor, Dios le hubo regalado.

Hendió sus manos y con divino favor,

escribió un poema en carne inspirado,

rodeado de espuma, sol y rumor,

belleza Dios había… él había creado.

Tu piel de nácar, fue matiz soñado,

tus curvas copió en monte colorado,

con tu mirada adorno él, la alborada.

Luego despertaste, tu rostro amado,

rió Dios diciendo: bien hecho y logrado,

descansó él, fue tu belleza su almohada.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Tantas veces

Tantas veces

Tantas veces he escrito al amor,

tantas más a la pasión erótica,

que arroba al corazón exótica,

con sensuales caricias, sin color.

Tantas veces he mirado al cielo,

con esa angustia terrible,

que hace todo inadmisible,

tu ausencia y mi desvelo.

Pero aún hoy, de nuevo aquí,

nace mi triste, mi loca rima,

que ansía la piel que me arrima,

a aquellos momentos que viví.

De nuevo vienen las letras,

en ese tumulto escandaloso,

creando versos, para ti hermosos,

que para mí son duras piedras.

De nuevo me llena la ansiedad,

me llena el deseo sublime,

que anhelante me exprime,

el candor hasta la saciedad.

Hoy escribo al pudor inmenso,

escribo al sentir de mi boca,

a tu risa que me desboca,

ganas de sexo intenso.

Hoy solo te pienso, en mi cama,

te recuerdo aquí en mi pecho,

siento el dolor que me ha hecho,

doblegarme ya sin fama.

Porque mirando a mi lado,

solo tengo tu ausencia,

que solo tú, con tu presencia,

aliviará a mi corazón maltratado.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA