El rigor del amor
Mi pecho sintió, la suave caricia,
con ese dolor suave del amor,
tus dientes me llenaron de ardor,
mi carne vibró, con pura delicia.
Ámame así, sin el falso pudor,
que mata humanas pasiones,
lléname con las sensaciones,
del rudo sentir con rigor.
Olvídate si sangro al amar,
si queda marcado mi pecho,
si mi ropaje deshecho,
en tu boca ha de quedar.
Déjame sentir tú mordida,
déjame probarla de nuevo,
siente mi sexo que elevo,
por tu pasión encendida.
Que caigan truenos del cielo,
que se rompan las estrellas,
que me alumbren las centellas,
con todo tu amante desvelo.
Porque amarte es la tormenta,
que me cubre de malicias,
con vientos de sexo me envicias,
mujer con sabores de menta.
Luego siempre llega la calma,
siempre llega tu cabellera,
tranquila como la primavera,
que brisando mueve la palma.
Y así todo quieto en olvido rapaz,
fieras caderas reposadas,
tus piernas en mi cuerpo recostadas,
ambos dormitamos en paz.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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