Angosto
camino del querer.
Razones
bellas, de tu mirada,
son
una tentación de amor,
como
esa luz que en la alborada,
mirándote
cantan una canción,
con
el salero que enamora,
un
mariachi y su guitarrón.
Tus
labios suaves como flores,
tu
risa sana como el manantial,
ese
que sana, penas de amores,
con
su húmedo y tierno sedal,
y
guarda allí en tus labios rojos,
el
sensual y tinto color, del coral.
Amaneció
aquí en mi cama,
con
tu piel hecha de marfil,
por
donde mi beso emana,
porque
te hube de consentir,
mujer
bella, mi dulce ama,
en
tu esclavo me hube… de convertir.
Como
olvidar, tu casería nocturna,
como
olvidar tu aullido pasional,
si
al recordarte me espeluzna,
el
sonido salvaje y bestial,
de
tus brazos, que en la penumbra,
hasta
hoy… hasta hoy no tienen igual.
Con
esos ojos que son adornos,
hechos
con panales de miel,
en
aquellos blancos entornos,
llenos
de tu misma pureza mujer,
siguió
mi Dios los contornos,
del
camino angosto del querer.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
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