Levanta
el rostro, esfinge dormida
Esperando
amor, esfinge dormida,
tus
muslos temblando, con frío de amor,
tus
alas caídas, anhelantes, tu mente dividida,
porque
no tienes mujer, ya fuego y ardor,
la
rosa antes bella, está sin pétalos caída,
rendida
su alma, por un inmenso dolor.
Han
pasado los años, pierdes la esperanza,
de
aquel beso vivo, que induce rubor,
que
llena de sangre, el deseo y la templanza,
de
un fiero carácter, que solo tiene rencor,
pues
se perdió el equilibrio, de tu balanza,
donde
hoy solo pesa, duda e ira por un error.
Errar
es de humanos, perdonar es divino,
dijo
un poeta, en realista canción,
¿Como
no perdonar si a una rama de pino?
La
dobló el viento, con obligación,
si
el hijo de Dios, a la tierra misma vino,
a
perdonar el pecado, de tu corazón.
Levanta
el rostro, con color reluciente,
abre
tus alas, buscando de nuevo al sol,
que
llegue a ti, su luz resplandeciente,
gira
sobre tu eje, como un girasol,
busca
de nuevo en la vida el aliciente,
y
canta de nuevo… muy alto a la pasión.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
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