Enseñanza
de arena
Un
escultor extraño, plasmó en la arena su sentir,
cuerpos
juntos, apretados en sensual abrazo,
estampa
que me hizo… recordar y revivir,
cuando
me abrazaba yo… locamente a tu regazo.
Me
dio curiosidad, ¿Por qué la creo con arena?
¿Por
qué no con piedra? Tosca, fuerte y duradera,
estaba
él para partir, su alma quieta serena,
me
regaló su tiempo… y respondió mi quimera.
Si
el amor fuera eterno, en piedra lo esculpiría,
pero
como es de la vida, azaroso y loco afán,
lo
esculpí en arena, material que el mar destruiría,
como
destruye el tiempo, al amor en su desván.
¡Ah
que cierta explicación! Nunca habrá eterno amor,
como
la estatua de arena, desvanece el candor.
Autor: José Prado
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