Isael
Alba
Mi
amigo del alma, fuiste una vez,
pero
el tiempo te hizo, un padre segundo,
cuantas
veces, contuviste mi altivez,
de
hombre joven e inmaduro, en este mundo.
La
amistad se convirtió en amor,
cuando
dolía yo, en duros momentos,
tu
palabra con sabiduría y favor,
fueron
para mi, mil y un sacramentos.
Hace
solo unas horas, tomé tu mano,
traté
de entender lo que decías,
pero
en tus ojos miré, que siendo humano,
me
dejabas saber, tu profecía.
Te
despedías, de tu amigo de años,
tu
mano estaba allí, entre la mía,
yo
recordaba padre, tiempo antaño,
pero
viejo lindo, sabía lo que venía.
Yo
se que hoy, descansas tranquilo,
que
mis lágrimas, no ves en este día,
pero
en mis letras dejo en vilo,
este
sentir triste, que mi corazón roía.
Adiós
amigo, hombre, padre bueno,
solo
a Dios pedí un deseo,
que
tú partir fuera, suave y sereno,
hoy
en su memoria allí… allí te veo.
Autor: José Prado
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