Dejó la luna presuntuosa,
su luz en mi cama rendida,
y porque no estas tú mi vida,
es mi noche dura, monstruosa,
tu ausencia le da cabida,
a una añoranza preciosa,
dejó la luna presuntuosa,
su luz en mi cama rendida.
Durmiendo con mi soledad,
y con mi deseo prendido,
mis ojos no han dormido,
con dolor que no tiene piedad,
hoy por tu recuerdo consumido,
no puedo negar mi verdad,
durmiendo con mi soledad
y con mi deseo prendido.
Aprendí que es tu dulce querer,
el soñar que me engalana,
que eres mi alma hermana,
que me llena de placer,
como alazán en la sabana,
hacia ti siempre he de correr,
aprendí que es tu dulce querer,
el soñar que me engalana.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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