Caprichos de la vida
Tu cuerpo hermoso, caminaba en mi cuarto,
como una visión, visión celestial te veía,
y en mi cuerpo, tantas sensaciones sentía,
deseos inmensos de amarte en el acto.
Danzabas la melodía divina, que exalta,
del corazón el deseo y la pasión,
creando esa profunda excitación,
que en mi, a veces dura hasta el alba.
Miré tus rasgos lindos, y finos,
miré tu piel que de panales nacía,
miel dulce que al alma mía,
le producía rápidos suspiros.
Me miraste coqueta, sabias lo que quiero,
y viniste a amarme, ardiente mozuela,
ahora mansa, suave como el arroyuelo,
que al crecer inunda, la gran pradera.
Moviste mi tierra y mi cielo,
con tu risa joven, campechana,
con tus caderas jóvenes lozanas,
me llenaste con desvelos.
A amarte, y hacerte mía tuve miedo,
como el charco de agua, al mediodía,
a la pasión que de pronto me encendía,
y al querer, a mi mente, y a mi cuerpo.
¿Como me haces esto vida mía?
¿Porque la hallé, ahora tan tarde?
¿Por qué mi pecho no apagaste?
Antes de amarla, en aquel día.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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