Virginal mirada.
Deleitaba la mirada, ardiente,
en ti, bebe preciosa,
curvas que aturdido, loco e inconsciente,
dejan fuego filosas.
Rota se quedaba mi alma, mi mente,
tu piel era una rosa,
de ese sentir fiero, incandescente,
nació querer, preciosa.
Bella mujer, tu ser encandilaba,
tierno deseo del amor,
y mi pecho con pasión, se incendiaba.
Con el iluso candor,
que mi cuerpo, inocente entregaba,
fue oda a ternura y rubor.
Autor: José Prado
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