Sin descanso
Hoy déjame sufrir mi Dios bendito,
las ganas estas, de poderla amar,
los deseos de morir, que me trague el mar,
o lejos perderme en el infinito.
Si sus labios yo quiero, y no puedo besar,
si la distancia mi amor ha proscrito,
paréceme al querer yo le dimito,
mis ganas de querer y de soñar.
Tan triste ese dolor, que llena mi alma,
que crece y crece, como inmensa palma,
que no quiero, ni puedo yo deshojar.
Partió mi rima sola, buscó el viento,
cantando ella conmigo, aquel lamento,
pues ambos no podíamos descansar.
Autor: José Prado
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