La muerte de una rosa

La muerte de una rosa

Alguna vez, paseaba descuidado,

en la tabla del suelo hallé una rosa,

su tez era de flor, roja, orgullosa,

débil, triste, fino tallo horadado,

la arrastraba aquel viento enamorado,

reina destronada al sol azarosa,

así amó su color, de bella diosa,

fue el quien la quebró, la quería a su lado.

Aquel amor hirió a la tierna flor,

la hirió adentro, profundo el tajo mortal,

en el suelo ella, agonizaba con dolor,

pasé yo… la levanté con suave candor,

en este poema, la arrullé como un Zorzal,

aún cuando descansó, retuvo su color.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Dime tú puente de piedra

Dime tu puente de piedra

Dime tú puente de piedra,

dime tú que me has robado,

el corazón que tanto he amado,

pegado a tu suelo como hiedra,

no he vuelto más a tener cuidado,

ni a mirar otra vez aquella sierra.

Hace tanto, tanto de eso,

han pasado muchos años,

se mojaron muchos paños,

se secó ya aquel cerezo,

ya es recuerdo de antaño,

su caricia, amor y beso.

Y hoy de nuevo parado,

aquí en tus piedras ya viejas,

recordé sus negras cejas,

de su blusa aquel brocado,

y escaparon de sus rejas,

lagrimas de enamorado.

Dime tú puente de piedra,

yo que tanto he sufrido,

por aquel amor perdido,

en recovecos de la tierra,

¿Por qué hoy me he sentido,

en una cárcel que me encierra?

Y allí en tu suelo me sentí perdido,

triste, acongojado y rendido,

por un amor que no… que no se encuentra.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Quizás me atreva

Quizás me atreva

Partió mi vista audaz, sensual, serena,

fue rauda saeta lanzada a mi cielo,

cayendo fiera, destrozó aquel velo,

de tu visión hermosa con mi pena.

Surgió ese llanto que me encadena,

en tu boca rosa, que es mi desvelo,

y se llenó de ansias, maldito el celo,

que alma pura y tierna antes, hoy envenena.

En hamaca bella, tu cuerpo se eleva,

meciendo va, tu cuerpo de diosa hembra,

con una armonía que es linda, longeva.

Visión oculta si, quizás me atreva,

a que libre amor, devuelva en resiembra,

aquel querer que… que muy dentro lleva.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Nunca más

Nunca más

Visión hermosa del mismo cielo,

tersa cintura de marfil hecha,

merece esta humilde endecha,

escrita ella en mí desvelo.

Desnuda piel, maravillosa,

adornada ella con una flor,

como no inspirarme amor,

si del amor eres, la misma diosa.

Mi ser tiembla con reproches,

por haberte dejado en aquel lugar,

lejos donde no te puedo besar,

añorando aquellas pasadas noches.

Mi rosa linda de salvaje tallo,

con pétalos suaves como la seda,

allí en tus brazos mi alma queda,

con mis placeres y tus desmayos.

Con ese amor que llena mi vida,

con tu risa tierna y tus olores,

desnuda tú, entre las flores,

te espero ansioso con bienvenida.

Nunca te volverás a separar,

nunca más añoraré tu beso,

pues moriré con el embeleso,

de tu mirada amante al expirar.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Embrujado

Embrujado

Duele el corazón allá lejos,

lejos de tus besos y calor,

de fulgores tan complejos,

del deseo y del amor,

empañados esos espejos,

oídos sordos a mi rumor.

Dominado camino el mío,

por aquella mirada gitana,

fuerte como corriente de río,

brillante como la mañana,

de ella sin miedo me fío,

pues dulzura del cielo emana.

Quiero tenerte, estar a tu lado,

carne con carne, piel con piel,

que mi cuerpo quede plagado,

con tu perfume de clavel,

que mi sentido tiene abordado,

y rendidas las armas de mi bajel.

No se que hiciste mujer trigueña,

no se como lo has logrado,

quiero encender la leña,

que tu amor me ha regalado,

sólida roca como la peña,

en donde me tienes embrujado.

Quiero soñar despierto, quiero besarte,

y con un abrazo de amor osado,

de otros ojos… de otros ojos ocultarte.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Desesperada la mente

Desesperada la mente

Desesperada tu mente abdica,

con pensamientos de total locura,

¿Por que vivo en amargura?

¿Por qué su presencia te mortifica?

Si antes amabas con locura,

y hoy todo él, te desubica.

El dolor que llevas por dentro,

es tan grande, tan forzudo,

es ese triste afán peliagudo,

que te llena de desconcierto,

te envenenaron con el cianuro,

del descuido indiferente y cierto.

¿Donde quedaron aquellas flores?

¿Donde aquel beso mañanero?

Que importa ya todo el dinero,

si no tienes más sus amores,

si aquel tierno compañero,

es infiel y te llena de dolores.

Que baje la furia maldita,

que tome su alma traidora,

por las noches que a deshora,

sola… sola sufrías tus cuitas,

y perdona Dios si ser abusadora,

tu conciencia a sabiendas… no evita.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Déjame mujer

Déjame mujer

Déjame llegar hasta ti, por favor,

déjame que te pueda acariciar,

que tu cuello pueda besar,

y tu cara se llene de rubor,

llénate por favor de valor,

tu decencia déjate robar.

Déjame usar masculina mano,

para tu piel, sin piedad llevarme,

a ese mundo donde pueda acordarme,

de amar como un decano,

y de mis heridas sanarme,

para volver a ser un humano.

Déjame sentir tu tibio vientre,

déjame encerrarme, en esa caracola,

que me proteja de la ola,

del tiempo, tan cruel siempre,

que por fin, en tu calor encuentre,

aquella paz de la amapola.

Dame luz en mi alborada,

dame fe con tu cimiento,

inspira mi pensamiento,

con cantos de enamorada,

se un oasis en mi morada,

para olvidar, mí sufrimiento.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Mar de flores

Mar de flores

En mar de pétalos de flores,

te veo inmersa, en la soledad,

no se si imagino o es verdad,

este sentir de mis amores,

es que siento el palpitar,

de tu pecho y sus amores.

Te veo quieta, expectante,

con esa calma espiritual,

no temes al sentir inusual, 

que estresa los bellos instantes,

estas hermosa y sensual,

segura de un amor constante.  

No quiero despertar del sueño,

tu espalda tersa refleja,

esa grandiosa moraleja,

que Dios a fuerza nos enseñó,

la mujer es la bandeja,

donde él sirve al amor.

Y tú ahora me has servido,

en tu cuerpo una ilusión,

que ha llenado mi corazón,

con sentir, que a poco olvido,

y que me llena de desazón,

pues en ti feliz, me he rendido.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Esclavo y reo

Esclavo y reo

Salvaje impulso que te arroja,

al pasional querer que me embruja,

ese que al débil corazón estruja,

con la fuerza de mi sangre roja,

dejando que mi deseo cruja,

pues tu sensual mirada no afloja.

Rompe la ropa… rómpela mujer,

deja que salga al fin esa fiera,

deja que salga toda entera,

llénate toda, con mundano placer,

que tu piel sea mi primavera,

y mi alma sea… ella sea tu querer.

Rómpeme el vientre con deseo,

hazme gritar palabrotas,

deja que se rompan las copas,

no permitas que haga sondeo,

pues no necesitas las ropas,

es guerra de esclavo y reo.

Condenados al amor por la vida,

no quiero la sentencia apelar,

contigo voy a amar y amar,

seré una venenosa anguila,

tu sexo no ha de escapar,

eso… que Dios mismo te lo diga.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Mujer de fuego y candor

Mujer de fuego y candor

Después de amarte tiernamente,

me siento tan extasiado,

como si del cielo, hubieras tomado,

una lumbrera tiernamente,

y en mi pecho colocado,

su luz blanca suavemente.

Bajaste la luna a mi tierra,

llenaste de palabras mi día,

se acabó la dura porfía,

que a mi corazón aterra,

con tu voz bella melodía,

a la que mi alma se aferra.

Fui dueño del universo,

con la firma de tu idilio,

establecí mi domicilio,

sin un sentimiento adverso,

tú me diste el utensilio,

para escribir este verso.

Y porque me llenas de amor,

con ese momento perfecto,

porque entiendes mi dialecto,

y manejas bien mi ardor,

como no llenarte de afecto,

mujer de fuego y candor.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Voy a taparte los ojos

Voy a taparte los ojos

Hoy es día de centrar las pasiones,

hoy quiero que me esperes ansiosa,

quiero que lleguen mil estaciones,

de caricias ciegas y misteriosas,

Hoy quiero taparte los ojos,

cuando hagamos el amor,

quiero que fluya tu arrojo,

sin que haya resquemor.

Hoy quiero fantasías locas, paganas,

quiero que el mismo amor desvanezca,

que hoy, no haya noches ni mañanas,

solo horas de amar, sin que amanezca. 

Voy a taparte los ojos mi mujer,

no quiero sepas a donde va mi caricia,

no quiero me vayas a detener,

tú… tú solo disfruta su delicia.

Hoy te amaré tanto, tanto,

que caerán del cielo estrellas,

cubrirán ellas con su manto,

tu carne desnuda y bella.

Entonces destaparé tu mirar,

extenuada veras mi cara,

y sabrás que de mi, al amar,

ni el mismo cielo te ampara.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

Traviesa mujer

Traviesa mujer

Traviesa mujer, jugando en la playa,

tu risa blanca y clara, como un clavel,

y aquella mirada que me desmaya,

destruyeron mi alma, con belleza cruel.

La cabeza mueves y te desplaya,

marcando aquel, húmedo y suave vergel,

que me guía como recta guardarraya,

a la carretera, de tus besos y piel.

Allí negra cabellera mojada,

sensual gesto, letal, tierna mirada,

late mi corazón en intenso tropel.

Y porque me llené con la añoranza,

que me rodeó con ardiente esperanza,  

quedó mi cuerpo erecto, como Babel.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA