La muerte de una rosa
Alguna vez, paseaba descuidado,
en la tabla del suelo hallé una rosa,
su tez era de flor, roja, orgullosa,
débil, triste, fino tallo horadado,
la arrastraba aquel viento enamorado,
reina destronada al sol azarosa,
así amó su color, de bella diosa,
fue el quien la quebró, la quería a su lado.
Aquel amor hirió a la tierna flor,
la hirió adentro, profundo el tajo mortal,
en el suelo ella, agonizaba con dolor,
pasé yo… la levanté con suave candor,
en este poema, la arrullé como un Zorzal,
aún cuando descansó, retuvo su color.
Autor: José Prado
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