Angelina (αγγελος)

Angelina

(αγγελος)

Anhelante de amores, envuelves mi alma,

como fuerte Angelina, de grato cielo,

que suavemente, mi resistir desalma,

con tus tiernos ardores, con tu desvelo.

Tú me cubres hermosa, llenas de calma,

con paz de entrega, buscabas el anhelo,

que tu corazón, a mi sentir empalma,

con mi sensual deseo, tú cálido celo.

Mujer con tus alas, tan largas y finas,

mi espalda proteges, del diabólico mal, 

de aquellas envidias, hartas asesinas.

Traidoras negruras, blanqueadas con cal,

ya no les temo, pues con fuerza le atinas,

con tu golpe de amores, su derrota es total.

Autor: José Prado

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Verde como la palma

Verde como la palma

La sombra horrenda, fantasmal figura,

corrió sin rumbo, solitaria y esquiva,

con la triste y solitaria amargura,

de vieja historia de horrores cautiva.

Dolió en el pecho mi antigua tortura,

rindiose al fin mi risa fugitiva,

en mi corazón, de abierta cesura, 

yo no tuve pues, otra disyuntiva.

Pensé ¿Dónde quedó el deseo de mi alma?

busqué el recuerdo de aquellos tus ojos,

y no hubo temblor, más bien hubo calma.

Me di cuenta que estoy libre de enojos,

que mi vida es verde, como la palma,

y tus recuerdos son hoy mis despojos.

Autor: José Prado

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Te quiero sin falda

Te quiero sin falda

Sensual reina de muy largos cabellos,

paisaje de brujas, tu vida ha sido,

pero aún así con tus ojos tan bellos,

paraíso tierno, para mi has construido.

En las piedras negras, blancos destellos,

aquel dolor inmenso no ha destruido,

mirar que anula, momentos aquellos,

que tú antes de mi, hubiste vivido.

Hermosas caderas antes dormidas,

despiertan hoy, lindo amor que me escalda,

como en cadencia de palmas movidas.

Te llevas impávida, en la espalda,

aquella prenda inútil, que tú ya olvidas,

pues en mis sueños, te quiero sin falda.

Autor: José Prado

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Mujer enamorada

Mujer enamorada

Escabel de amores es tu pecho,

sensualidad plena, hay en tu cuello,

boca amante, que acalorando el lecho,

se revuelve loca, con un resuello,

de pasiones tantas, que han hecho,

crear sin saberlo, un recuerdo bello.

Amor de hombre, fuerte y exigente,

de manos fieras, va por delante,

con el querer que es impaciente,

en un temblor de sexo anhelante,

sus manos sudando, como su frente,

en amar humano, de pasión constante.

Cabello suelto, rendida mujer presa,

te llenó el deseo que tú esperabas,

como la lira buena, que aún impresa,

lleva el espíritu, que la inspiraba,

al fin recuerdos que dejaron ilesa,  

a un alma bella que suspiraba.

Acabose el cielo, antes infinito,

lo cubrieron nubes con pinceladas,

color tan bello, que por inaudito,

avergonzó a boreales alboradas,

todo fue para ti… fue tan bonito,

reina de las mujeres, enamoradas.

Autor: José Prado

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Negra madrugada

Negra madrugada

Guerrera tatuada, sangre en el pecho,

salvaje estocada de corazón,

tu fuerza bruja mi alma ha deshecho,

con sexo salvaje, belleza y pasión.

Sentada paciente, en mi santo lecho,

riose tu boca de mi loca ilusión,

soy para ti, aquel inútil desecho,

que de valor no tiene ni ton ni son.

Pero el tiempo, él mismo te rendirá,

orgullosa guerrera, infiel y encantada,

¿En donde tu vida se esconderá?

Si Dios paga con creces la trastada,

cuando menos pienses te llegará,

una negra… una negra madrugada.

Autor: José Prado

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Hace tanto tiempo

Hace tanto tiempo

Hace tanto tiempo,

que no te hago el amor,

que casi ya he olvidado,

de tu cuerpo la reacción;

pero no olvido las caricias,

que hinchaban mi corazón,

de una sangre tan espesa,

que borraba mi razón.

Hace tanto, tiempo,

que no siento tu olor,

ese perfume de hembra,

que excitaba mi pasión;

ese suave sentimiento

que solo trae el amor,

pues te llena de lisuras,

de placer y de emoción.

Hace tanto, tanto tiempo,

que me duele recordar,

tu partida como el viento

que se va sin avisar;

y por hacer tanto tiempo

me he puesto a pensar,

que solo y triste me siento,

sin tu risa y tu mirar.

Autor: José Prado

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Tu manzana

Tu manzana

Regálame tu corazón bello ser,

dámelo con ese carisma divino,

rojo como la pasión y el vino,

que excita ansias y querer,

no dudes, no sientas desatino,

que yo te sabré atender.

Piensa que esa manzana,

que antes era prohibida,

es ahora toda mi vida,

es la luz que por mi ventana,

ya no entra cohibida,

ahora alumbra mi mañana.

Eres el camino dulce al placer,

pues tu risa campechana,

es tierna como fruta lozana,

que tanto me llena al saber,

que tengo un alma hermana,

en tu bello cuerpo de mujer.

Dóblate, alcánzame, tiende tu brazo,

llevo tanto tiempo en soledad,

que de solo verte, tengo la ansiedad,

por sentir tú fuerte abrazo,

y comer lento hasta la saciedad,

esa manzana… pedazo a pedazo.

Autor: José Prado

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Mi única añoranza

Mi única añoranza.

Libre al fin, tranquila la subconciencia,

de vuelo la experiencia, 

encontrada al fin, tu razón de ser,

nunca hubo, ni habrá terrible violencia,

ya tienes la sapiencia,

que te regaló Dios para querer.

Al celo olvidaste, con tu presencia,

segura tu tenencia,

iluso es… es querer tanto saber,

¿Para que mujer tanta vehemencia?

Dueña de mi existencia,

si eres… mi única reina del placer.

Partió solemne mi triste desvelo,

mi mujer es ahora, tierna preciosa,

es dulce y amante diosa,

ya pude de nuevo mirar al cielo.

El celo olvidaste, tienes confianza,

en tu bello rostro, en tu recio pelo, 

que tanto, tanto anhelo,

mujer pues tú eres, mi única añoranza.

Autor: José Prado

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Alma enamorada

Alma enamorada

Tus pétalos son, roto sentimiento,

roto él, por rudo viento,

maltratado ser, hecho de tierno amor,

¿Cómo pues creer de nuevo al pensamiento?

Si no existe cimiento,

que cure tu rotundo desamor.

En tu pecho ruge el duro rencor,

que deja en ti, aquel rumor,

que te robó todo, hasta el mismo aliento,

destruyendo tú ser como un tumor,

tu piel roja por el rubor,

por el trágico y ambivalente evento.

Viraste el rostro asumiendo cansada,

la ilusión olvidada,

tu piel bella, tersa al viento recibió,

tu alma no se perdió,

la halló…la halló una nueva alborada.

Tu vida de pronto se relajó,

pues suave se dejó,

guiar por la señora casi olvidada,

esa alma enamorada,

que a tu mente nunca, nunca abandonó.

Autor: José Prado

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Fango de amores

Fango de amores

Tierra, fango hecho con agua de amores,

candente pasión aquella que revuelve,

tus besos que con intensos sabores,

las ansias de mi deseo innato, envuelve.

Piel, cuerpos humanos con sus olores,

sensual mirada que al alma disuelve,

con tiernas caricias, que con calores,

dilema de amores, todos resuelve.

Luego natural, salvaje fiereza,

encima de todo la arrecha belleza,

que tantas locuras aún me provoca.

Mujer de fuego, que mi corazón,

llenas con aquella hermosa ilusión,

que mis pensamientos… a ellos desboca.

Autor: José Prado

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Resultado final

Resultado final

A tientas el pensamiento, con ira,

recuerdas momento triste y pasado,

tu alma con rencores y odio delira,

por tus sangrantes heridas tocado.

Baja la cabeza, ardiente la pira,

el sentir es doloroso y quemado,

es la inspiración de poetas, tu lira,

roto el corazón, desilusionado.

No sufras el desprecio descarado,

deja al tiempo, que no dice mentira,

aclarar al final, el resultado.

Todo ser que contra el justo conspira,

tendrá su justo pago, bien guardado,

pues el mal deseo, Dios siempre lo vira.

Autor: José Prado

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Rosa fuerte

Rosa fuerte

No eres obviamente igual,

eres mujer poderosa y fuerte,

pero bella como el nogal,

de ramaje verde e inerte.

Tu cuerpo es, es arte puro,

es un encuentro magistral,

entre aquel carácter duro,

y el color rosa del coral.

He de admirarte corazón,

no por el grosor de tus brazos,

sino por la dulce pasión,

que me das en tus abrazos.

Hoy quise sorprenderte,

y me di cuenta sin buscar,

que al leerme pude verte,

con delicadeza llorar.

Autor: José Prado

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Momento

Momento

Llegó el amor, vestido de mujer,

con tu loca sensualidad marcada,

en tu piel tersa, joven y dorada,

con un tatuaje, intenso de querer.

Partió atenta, la negra madrugada,

con un mensaje de tierno placer,

corrió naciente, la amante alborada,

de que otra forma, podría suceder.

Llegó el amor, de una forma rampante,

en tu desnuda y bien presentada piel,

fue tierna mi visión alucinante.

Todo era dulce, embriagante hidromiel,

pues como olvidarte mi bella amante,

si sigo viviendo, el momento aquel.

Autor: José Prado

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¿Para que apurar el amor?

¿Para que apurar el amor?

Desvístete despacio, déjame verte,

déjame disfrutar el momento,

déjame construir el cimiento,

déjame amarte, aún sin tenerte,

soñar mi próximo sentimiento,

antes… si antes de poseerte.

Deja que vuele mi imaginación,

baja tu zipper, muy despacio,

deja abierto algún espacio,

para que como en una visión,

tu piel, como un bello topacio,

alebreste mi loca pasión.

Acércate lentamente,

sin apurar el querer,

para que pueda saber,  

la fantasía de tu mente,

y pueda mi amor mujer,

amarte correctamente.

¿Para que apurar el amor?

¿Para que correr? Si soñar,

es la más bella forma de amar,

de apreciar todo tu valor, 

en el sensual fantasear,

que estimula mi ardor.  

Autor: José Prado

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Toque pasional

Toque pasional

Tus manos sobre mi pecho,

como una enredadera de amor,

como ese viento que en rumor,

envuelve de una casa su techo,

así eres, ladronzuela del furor,

que tu caricia ha deshecho.

Vestida con mis ropas, con mi olor,

manejando tus dedos maliciosa,

en una endecha bella, preciosa,

como canción pura a mi ardor,

deslizas tu toque, como a la rosa,

que la brisa mueve, con tierno candor.

Tu pecho entre senos palpitante,

tus piernas por Dios, torneadas,

tu vientre una planicie regada,

por la pasión, dura y arrogante,

que llena mis madrugadas,

con amor… amor subyugante.

Es tu toque pasional y tierno,

es la dulzura de tu piel,

que como un inmenso cartel,

avisa se acabó el invierno,

pues tu corazón es el clavel,

que me aleja del averno.

Autor: José Prado

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Que viva el amor

Que viva el amor

Mariposas de colores, hermosas que en tu piel,

de rosa bella y delirante, amorosas se posan,

en una acuarela, de ternura donde a granel,

sus bellos colores, apasionadas desglosan.

Son el descriptivo, profundo y sencillo desden,

hacia ese dolor, que trae la dolorosa soledad,

porque tu piel, es el hermoso y calmado edén,

donde encuentro alivio, de aquella hosca vanidad.

Mariposas de colores, de eterna alegría,

risa en tus labios, me conducen al tierno amor,

amor que en tus labios, siempre, seguro confía,

porque en tu risa vive… vive el mismo candor.

Que vivan si… que vivan las dulces mariposas,

que viva el amor, que vivan la vida y las rosas.

Autor: José Prado

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