Mi única añoranza.
Libre al fin, tranquila la subconciencia,
de vuelo la experiencia,
encontrada al fin, tu razón de ser,
nunca hubo, ni habrá terrible violencia,
ya tienes la sapiencia,
que te regaló Dios para querer.
Al celo olvidaste, con tu presencia,
segura tu tenencia,
iluso es… es querer tanto saber,
¿Para que mujer tanta vehemencia?
Dueña de mi existencia,
si eres… mi única reina del placer.
Partió solemne mi triste desvelo,
mi mujer es ahora, tierna preciosa,
es dulce y amante diosa,
ya pude de nuevo mirar al cielo.
El celo olvidaste, tienes confianza,
en tu bello rostro, en tu recio pelo,
que tanto, tanto anhelo,
mujer pues tú eres, mi única añoranza.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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