Deja
Deja que el sueño, abandone tus ojazos,
que se venga a dormir, aquí en los míos,
que en mis pestañas, queden los sargazos,
de nuestro salado mar, y nuestros dulces ríos.
Deja que mis ojos, con deleite te admiren,
deja que te idolatre, el centro de mi vida,
con las reglas divinas, con que rigen,
al tierno amor, ese que nunca se olvida.
Hoy sentado aquí, solo y callado,
mirando fijo, tú fotografía,
me di cuenta, que te he guardado,
en mi extensa y loca, biografía.
El calor de tu piel, tu eterna risa,
el poder, que tienen tus abrazos,
¿Cómo no amarte? Si eres la brisa,
que refresca… el calor de mis ocasos.
Deja que Dios te cuide, mujer divina,
para poder al fin vivir, en tu regazo.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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