Bañémonos juntos

Bañémonos juntos

Bañémonos juntos por favor,

que corra el agua, que corra,

que tu piel limpia de sudor,

mande a todos a la porra.

Que se vayan al infierno,

los envidiosos rapaces,

que viven en el invierno,

porque amar, no son capaces.

Bañémonos juntos mujer,

que mis manos por tu cuerpo,

escriban el tierno querer,

con el placer que llevo puesto.

Déjame amarte desnuda,

eres perfecta obra de arte,

que limpiaré con ternura,

para con amor enjuagarte.

Y luego así, toda mojada,

volver a ensuciarte de amor,

aunque sea de madrugada,

porque… ¿Qué me importa tu sudor?

Autor: José Prado

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Vine para quedarme

Vine para quedarme

Ven déjame protegerte,

deja que mi pecho acoja,

el dolor que te acongoja,

que no me deja tenerte.

Ven a mi desnuda, inerte,

ven solo tú y aquí despoja,

ese dolor que te enoja,  

dejándome al fin poseerte.

Regálame todo el llanto,

que tus ojos quieran darme,

borraré todo el quebranto,

Yo vine para quedarme,

para regalarte encanto,

dejando a tu alma, abrazarme.

Autor: José Prado

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Bordado querer

Bordado querer

Sueño que a deshora y malicioso,

llega sin aviso, ni reclamo,

en un sitial altivo y sinuoso,

de caricias de amor, con un te amo,

siesta de amor, regalo hermoso,

de pensar volátil, como el tamo.

Cuerpos desnudos, listos para amar,

de paraíso rodeado el encuentro,

pieles rojas de fuego, listas para dar,

comienzo al natural siniestro,

de dos seres, que por soñar,

valientes recorrieron el universo.

Encuentro de amor, no ha de olvidarse,

si nuestras almas, en besos se fundieron,

si relámpagos nos lanzaron al soltarse,

corrientes, que sin licencia nos cubrieron,

cuando los elementos al revelarse,

hicieron temblar de pasión, al mismo cielo.

En el sueño Dios, a amarnos nos mandaba,

con el deseo total, con que fue creado,

nuestro humano ser, que le copiaba,

esa cualidad de amor desbordado,

¿Como no amarte? Si en tu cintura estaba,

el tierno querer, divinamente bordado.

Autor: José Prado

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Mar feliz con novio de arena

Mar feliz con novio de arena

Maravilloso encuentro, dama y caballero,

entre sombras de luna, la noche serena,

mi sombrero de copa, tenaz compañero,

tu amor con ternura, me quitaba la pena,

Tu vestido tallado, en cuerpo altanero,

tus curvas las cubre, con descuido que apena,

¿Para que mi dama? Tu manto bandolero,

que a mi triste visión, de ansiedades le llena.

En baile sensual y mordaz, mi amor prisionero,

mi cuerpo está atado, como alazán llanero,

de tibieza hecho, el eslabón de tu cadena.

No quiero librarme, del querer justiciero,

menos aún de sentir, tus besos y te quiero,

que te hacen mar feliz y yo, tu novio de arena.

Autor: José Prado

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Piel de hombre

Hace tanto tiempo, de mi recuerdo,

hace tanto tiempo ya de tu altivez,

hace tanto tiempo, ya de mi niñez,

de tus regaños, de mi rebelde entuerto,

que hoy ya, en los años de tu vejez, 

todos esos tiempos, te agradezco.

Puedo contar, tus besos con mi mano,

tu carácter fuerte los evitaba,

yo de niño, de niño los añoraba,

hoy de hombre, como ser humano,

he recordado, la disciplina que odiaba,

pero que me hizo, un hombre sano.

Hoy miro, tu cuerpo gastado,

pareces débil en apariencia,

pero aún tienes la resistencia,

contra el tiempo que ha pasado,

yo agradezco a Dios tu presencia,

y que todavía, no me hayas dejado.

Padre fuerte, un esposo leal,

a mi madre siempre amaste,

aún en pobreza la cuidaste,

siempre has sido hombre cabal,

hoy tu ejemplo me dejaste,

padre viejo, nunca seré tu fiscal.

Te amo padre, no te asombre,

pues no olvidé tus disciplinas,

hoy… tú mismo no imaginas,

como agradezco tu nombre,

llevo en mí las experiencias,

de tu arrugada piel de hombre.

Autor: José Prado

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Tranquilo espacio

Tranquilo espacio

Miré en la tarde tranquila, tú espera,

sin sentir rabioso, ni un actuar fiero,

hallé que mi alma, antigua y pendenciera,

se confundía con tu suave esmero.

Tus piernas cruzadas, doble palmera, 

no tienen precio, no existe dinero,

que pueda comprar, tan bella quimera,

con un amor, sin causa y traicionero.

Sentí en mi alma, tu tranquilo espacio,

y aunque mi corazón, estuvo reacio,

él tuvo que ceder, a tus encantos.

Fue tan divina aquella primavera,

mirando tu paz, encendió mi hoguera,

y se quemaron, pasados quebrantos.

Autor: José Prado

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Contradicción

Contradicción

Salían gotas de sangre, de mi boca,

se inundaba el universo, con mi dolor,

con esa pasión incesante y loca,

muy llena de angustia, dulzura y candor.

Fue aquella manada, que se desboca,

aquel dique, que se rompió con tremor,

pues distancia, con amor siempre choca,

pues ambas fuerzas, se odian con rencor.

Entonces llegó el tiempo, amigo sabio,

me trajo contradicción, mi bella mujer,

con risa fácil, borró mi resabio.

Hermosa y tierna, se deja querer,

me cuida, me besa, al fin ya no rabio,

pues mi alma de nuevo, hizo renacer.

Autor: José Prado

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Solo horas

Solo horas

Mujer con sentir de niña,

mirada que me enamora,

juegos que causan morriña,

al mismo lucero de la aurora,

tienes el corazón de piña,

pues eres dulce y seductora.

Mirando tu cara serena,

la nieve manchando tu pelo,

¿Como no sentir pena?

¿Cómo no llenarme, de desvelo?

Si añoro tu boca que llena,

mi alma con puro anhelo.

Un año hace de mi partida,

de aquel momento doloroso,

que dejó mi alma dividida,

por distancias, que dejan el acoso,

de aquella nocturna despedida,

que nunca me dio reposo.

Pero hoy ya faltan solo horas,

para estar juntos, en mis auroras.

Autor: José Prado

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Noche, realidades y promesas

Noche, realidades y promesas.

¿Escribiré, soñaré o despertaré?
¿Es esto una visión hermosa?
O será la blanca candidez,
de un tierno pétalo de rosa,
tus muslos blancos, como el marfil,
desfilaron ante mis ojos,
y quedó petrificado mi perfil,
ante tus encarnados, labios rojos.

Tu sonrisa era cascabel,
tu pelo sobre los hombros,
no me dejaban salir,
de tan bello asombro,
amontonado como escombro,
quedó mí voluntad,
que destruiste con el sueño,
ese, que ahora era realidad.

Recorrí tu cuerpo entero,
con el deseo que en realidad,
mueve a los hombres,
con tanta facilidad,
y te entregué mi placer,
disfruté yo del tuyo,
que era tanto como el vergel,
del cual eres capullo.

Cascada de sentimientos,
llenó mí madrugada,
con el sentimiento del calor,
de una suave almohada,
cuando cerré mis ojos,
y finalmente pude dormir,
tu cara apareció en mis sueños,
con nueva promesa por venir.

Autor: José Prado
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Yo libro, tú rosa

Yo libro, tú rosa

¿Como he de escribirle al amor?

Mujer con piel, piel de rosa,

sin pensar que en toda cosa,

me rodea tu tierno color.

¿Cómo tener el consuelo?

Si en mi vida que es un libro,

no existe ya más peligro,

que no sentir más tu pelo.

Que se olviden mis palabras,

que no pueda yo sentir,

aquí a mi lado, tu gemir,

con magia de Abracadabras.

Porque a tu lado puedo todo,

lo tengo todo, en mi rejuego,

eres mi vida, no lo niego,

porque estas hecha a mi modo.

Tú eres esa bella rosa,

yo tu viejo libro he de ser,

y siempre, te he de tener,

en mi centro, mujer hermosa.

Autor: José Prado

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Llegó la primavera

Llegó la primavera.

Sola, desnuda de recuerdos bellos,

la insulsa duda, incrédula al amor,

tu cuerpo, maltratado por el dolor,

que habita, en tus enredados cabellos.

Continúo el maltrato, falta de candor,

muy escondidos, tus lindos destellos,

por miedo a los abusos, duros sellos,

que guardas todavía mujer, en tu interior.

Pero de pronto, llegó primavera,

llegó el amor, a tu dura trinchera,

tu desnudez se vistió, con luz y pasión.

Tú aún sin creerlo, bajaste la cabeza,

llegó alguien que te amará con tibieza,

y que en tus manos dejó, su corazón,

Autor: José Prado

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El pañuelo de tu vida

El pañuelo de tu vida

La brisa del mar, tus ojazos,

enmarcando tú figura,

y mi corazón con amargura,

enredado en tus pedazos,

tu cuerpo, que con premura, 

manejan todos, mis ocasos.

Partió de mi boca el aliento,

en un trémulo suspiro,

mi corazón hizo un giro,

que volcó mi pensamiento,

en musical, excitante retiro,

lleno de rimas y sentimiento.

Mirando ya de soslayo,

aquella infinita belleza,

se quedó, mi sudada cabeza,

como en aguacero de mayo,

mojada por la lluvia esa,

en un veraniego desmayo.

Cuando Dios creó la belleza,

buscó en tus labios un señuelo,

para crear un especial revuelo,

para que rodeara a su princesa,

y hoy a mi, me regaló el pañuelo,

de tu vida, para secar mi tristeza.

Autor: José Prado

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Tierna mirada

Tierna mirada

Una vez miré tus ojos bellos,

después, de haber hecho el amor,

me dijiste que viste destellos,

que parecían, de azabache color,

y reí, pensando que no eran ellos,

pues nunca es, tan negro el candor.

Tus ojos, se entornaron con dulzura,

esa que enamora con romance,

al mirarte, no entendía la estructura,

de tu sentir, raudo y fascinante,

me dijiste entre risas, es la ternura,

que tiene tu mirada de amante.

Pensé quedo, para que no se oyera,

¿Como no mirarte así criatura?

Si eres la más bella prisionera,

del tierno amor y su hermosura,

si tu boca es, como una dulce pera,

que escurre, su dulce lisura.

Así tierna la mirada, de amor lleno el corazón,

¿Cómo podría ser diferente? Si me llenas de ilusión.

Autor: José Prado

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Amor sin respiro

Amor sin respiro

Sensual sentir, que calcina y encadena,

esposas de acero, son mi fetiche,

manos sedosas, amor que envenena,

tu cuerpo se mueve, como un trapiche.

Mi piel que hierve, con el sentir se apena, 

servida la mesa, listo el ceviche,

sin siquiera gustarlo, el alma llena,

pues mi corazón hace, se encapriche.

Mi pecho se hincha, en un largo suspiro,

amores mundanos, son mi delirio,

pues llenan de sexo, mi amplia despensa.

Se va en desmayos, amor sin respiro,

tu cuerpo a mis ojos, son un colirio,

que mantiene mi arma, lista y muy tensa.

Autor: José Prado

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Guerra sin enemigos

Guerra sin enemigos

Te guardé con duras cadenas,

en un bastión solo, solo mío,

donde te bañé con rocío,

donde quité todas tus penas, 

con aquel intenso desvarío,

que te dieron, mis caricias plenas.

Fue un lugar, para darte mi mano,

hubo un desliz fuera de momento,

que envileció mi pensamiento,

de ser irreverente, pecador, humano,

ocurrió el febril lanzamiento,

de tu sexo, ardiente y ufano.

Allí fuiste mi fiel prisionera,

allí te mordí los labios,

con esos crueles resabios,

del hombre que tanto espera,

sintiendo los presagios, 

de su alma, bandolera.

Allí tú y yo, solos sin testigos,

luchamos por tu libertad,

no se quien ganó en verdad,

pues fue guerra, sin enemigos,

al final… al final no hubo piedad,

y sufrimos felices, nuestros castigos.

Autor: José Prado

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Reina de fuego

Reina de fuego

Limpia, audaz, mi reina de fuego,

con ese sentir que me agobia,

que apabulla mi interno ego,

y me llena… me llena de fobia.

Abiertas puertas del querer,

libres de cadenas las manos,

ya hoy tú puedes tener,

un corazón tierno y sano.

Efusión de fuego tórrido,

que guarda tú alma plena,

con el recuerdo sórdido,

de quien una vez, sintió pena.

Y yo lleno de interno miedo,

porque también, sufrí desengaño,

peleo con valor y denuedo,

para amarte puro y sin engaño.

Que caigan los rayos del cielo,

que se enreden en tu melena,

que se lleve la tormenta el velo,

que con inútil celo, te apena.

Autor: José Prado

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