Tranquilo
espacio
Miré
en la tarde tranquila, tú espera,
sin
sentir rabioso, ni un actuar fiero,
hallé
que mi alma, antigua y pendenciera,
se
confundía con tu suave esmero.
Tus
piernas cruzadas, doble palmera,
no
tienen precio, no existe dinero,
que
pueda comprar, tan bella quimera,
con
un amor, sin causa y traicionero.
Sentí
en mi alma, tu tranquilo espacio,
y
aunque mi corazón, estuvo reacio,
él
tuvo que ceder, a tus encantos.
Fue
tan divina aquella primavera,
mirando
tu paz, encendió mi hoguera,
y
se quemaron, pasados quebrantos.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
USA
No comments:
Post a Comment