De
una estepa estrellada.
De
una estepa estrellada, te saqué,
la
luna estaba, estaba tan llena,
además
tu cara, risueña y serena,
que
a Dios mismo le invoqué,
que
aliviara, mi pasada pena,
y
en mi alma, allí… allí te guardé.
De
la fría noche su añoranza,
de
tu rostro tan bello, el sentir,
ese
que me hizo, volver a vivir,
y
a volver a tener esperanza,
logré
y pude, amar y reír,
soñé
de nuevo, con prestancia.
Tú
figura en mis lugares,
adornando
mis momentos,
llenaron
con pensamientos,
los
vacíos sentimentales,
y
al volver a tener sentimientos,
fui
el más feliz de los mortales.
Autor: José Prado
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por el autor
USA
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