José
Fernández nuestro 16
El
brazo fuerte de un titán,
el
pecho altivo de un atleta,
la
risa alegre del Zorzal,
de
oro de amor, una veta,
en
tu alma joven sin mal,
puso
Dios solo una meta,
ser
un lanzador sin igual,
libre
y certero, como una saeta.
Se
fue de pronto sin advertir,
como
si ya hubiera acabado,
pero
tanto faltaba por decir,
si
aún casi… casi ni habías jugado,
y
tanto tuviste que sufrir,
tanto
por haber escapado,
y
te fuiste casi… casi sin vivir,
lo
que a pulso, hubiste ganado.
Tu
familia tiene una semilla,
que
de tu ser va a cultivar,
ante
ti siempre estará de rodilla,
el
baseball y su comunidad,
porque
tu vida sin rencilla,
pasó
a una linda realidad,
para
volver a ser una pesadilla,
por
tu muerte sin piedad.
Te
recordaremos orgullosos,
todos
los que somos cubanos,
pues
tu risa y tus sollozos,
fueron
de un buen ser humano,
en
nuestros recuerdos tus retozos,
de
tu mirar, lo limpio y ufano,
y
de tu carácter… lo poderoso,
de
tu vivir, la amistad de tu mano.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
USA
Dedicado a José
Fernández la luz de una comunidad que siempre te recordará y admirará
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