Al
fin tú descanso
Será
un descanso extraño, muy profundo,
este
de hoy, porque ya no sientes ardor,
te
rescaté de todos, los que en el mundo,
trataban
de infligirte, tristeza y dolor.
Te
traje y saldé, tus cuitas, rotundo,
te
llené de atención y dulce candor,
y
te defendí con odio iracundo,
para
que descansaras, en tierno sopor.
Tus
piernas levantadas, relajadas,
amante
señora y muy bella mujer,
eres
mi dueña, también compañera.
Junto
a mí, recibes las alboradas,
a
mi me regalas, todo tu querer,
pues
has hecho a mi alma, tu prisionera.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
USA
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