Recuérdame,
piénsame y déjame.
Recuérdame
mujer, en tu momento,
cuando
haya silencio, en tu mirada,
aunque
sea veloz, tu pensamiento,
que
nunca olvides, mi madrugada,
el
sentir de mi caricia, con tormento,
o
el toque mágico, de la alborada,
llena
de besos suaves, con tu aliento,
de
fiera mujer, sensual y enamorada.
Piénsame,
cuando libre esté tu razón,
cuando
vacío, se encuentre tu mundo,
cuando
te lata fuerte el corazón,
aunque
sea, a ochenta latidos por segundo,
con
el toque cierto, libre de la pasión,
que
mueve mi amor, vagabundo,
al
recordar tus tiempos de ilusión,
que
me hizo olvidar, otro nauseabundo.
Déjame
amarte siempre, sin medida,
con
el son humilde, de las palmeras,
con
el suave candor, del farol que titila,
o
como el rugir furioso, de las panteras,
porque
un amor así, nunca se olvida,
recuerda
que no pudieron las fronteras,
separar
mi ser… mi vida, de tu vida,
porque
ambas son del sentir… sus prisioneras.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
USA