El
Conde de Montecristo
Fue
injusto el castigo ingrato,
más
aún lo fue su condena,
por
culpa de un desacato,
que
no hizo, su alma en pena.
Por
trece años fue cautivo,
allá…
en una prisión guardado,
halló
él, a un monje, furtivo,
que
ciencia y defensa, le hubo enseñado.
De
forma inhumana y casual,
murió
el monje, fue noche sin luna,
dejándole
a él, un secreto letal,
acerca
de una inmensa fortuna.
Tomando
de su amigo el lugar,
se
escapó de aquella prisión,
volvió
a su antiguo hogar,
para
romperse el corazón.
Halló
el famoso tesoro,
en
la isla de Montecristo,
se
hizo rico y poderoso,
como
nadie antes, había visto.
Robaron
su novia, su padre murió,
solo
venganza, abrigó su alma,
a
todos sus enemigos buscó,
y
los destruyó, uno a uno con calma.
Al
final Dios le devolvió,
todo
lo que le habían quitado,
hasta
el hijo que de él, concibió,
la
novia que le habían robado.
Hasta
hoy se oye la leyenda,
su
nombre es conocido y visto,
porque
tuvo lindo fin, la prebenda,
del
famoso Conde de Montecristo.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
USA
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