Ramo frágil y dormido
Miré al tronco de mi árbol caído,
antes fuerte, duro y ruidoso,
ahora un ramo frágil y dormido,
en un silencio de mar, horroroso.
Recuerdos vinieron a mi mente,
de tiempos que otrora se vivieron,
y llanto de hombre silente,
en mis ojos tristes nacieron.
Se fue mi lamento en sollozo,
porque no se compra, el amor de padre,
y perdoné sus errores de mozo,
por el amor que tiene aún, a mi madre.
Ahora descansa en su cama,
quizás sin recordar mi pesar,
porque el sabe que se le ama,
y eso él, ni se pone a pensar.
Todavía no llegó tu día, ni tu hora,
deja que sufra, el tiempo enemigo,
y déjame un poco más de aurora,
para que demore algo, mi castigo.
No temas, mi brazo ahí estará,
ese día triste que siempre odiaré,
y de mi madre no te preocupes,
a ella también, hasta el final cuidaré.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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