Hoy tu voz escuche,
como en aquellos días,
despertando en la mañana,
como flor al nuevo día,
y sentí en mi interior
el deseo en embeleso,
de recostada a mi pecho
regalarte... regalarte un beso.
como en aquellos días,
despertando en la mañana,
como flor al nuevo día,
y sentí en mi interior
el deseo en embeleso,
de recostada a mi pecho
regalarte... regalarte un beso.
Se estremeció mi alma
en un eterno suspiro,
el de un corazón
por el dolor herido;
sentí en mí tu ausencia
sentí dolor en mis brazos,
que no podían con el aire
que descansaba en mi regazo.
Nunca pareció más pesado el viento,
ni más larga la ausencia,
tu voz lleno mi pecho de querer
tú lejana presencia,
y mirando al cielo
le suplique al señor,
cuídala con tu abrigo
que no olvide mi amor.
Autor: José Prado
@Derechos reservados
por el autor
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