De la Sierra viene bajando

De la sierra viene bajando.

De la sierra bajando,

llegan los vientos,

que me traen el amor

que siembra el cimiento,

de una vida que empieza,

de un sentimiento,

sin penas, sin dolor,

y menos aun tormento.

De la sierra viene bajando

la neblina del querer,

con esa forma tenue, dulce,

que tiene forma de mujer,

llega al inmenso llano

ella, ser de las montañas,

a cambiar mi plano

ser de azúcar, y cañas.

De la sierra viene bajando

mi sueño de lava ardiente,

llevándose a su paso

el sufrir de mi mente,

y de esa cima antes lejana,

nació el sol del amor,

que hoy llena de vida,

y de risas mi corazón.

Autor: José Prado

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Deseos de hombre

Deseos de hombre

Deseos de hombre…
hambriento de carne, de sexo,
eso es lo que siento,
cuando recuerdo tu nombre,
recuerdo tu mirar inocente,
y tú forma de amar,
y siento el deseo inminente,
de tu cuerpo volver a tomar.

Deseos de pasión,
que describen tu ser,
en un recuerdo sublime
que no olvido mujer,
y porque ya no puede ser,
en mis noches hay frío,
y en mi cama, sin querer,
hay un inmenso vacío.

Tu pequeño cuerpo,
me dio la esperanza,
en el color de tus ojos,
que hoy son mi confianza;
y como se que muy pronto,
al fin te voy a tener,
me llenan los deseos de hombre,
por su linda y tierna mujer.

Autor: José Prado
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Te extraño mujer

Te extraño mujer.

Te extraño mi amor

lo siento en el alma,

es tan grande el dolor

que no existen palabras.

Recuerdo tus besos

y en mi soledad,

siento remordimiento

porque no te puedo amar.

Desnudo mi corazón

escribiendo esta rima,

porque te cause el dolor

que tu amor arruina.

Te perdí, y ahora lejos

 recuerdo tu risa,

y más aun recuerdo

el gesto de tu sonrisa.

Te extraño mi amor

 si pudiera volver,

si tuviera el valor

 de quererte mujer.

Cuantos gritos daría

cuantos saltos a la vez,

cuanta, cuanta alegría,

 porque te extraño mujer.

Autor: José Prado

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Nacio la Luna en la tarde

Nació la Luna en la tarde.

Nació la Luna en la tarde,

luna de amores extraños,

amores de nuevos años,

de intenso fuego que arde,

nació calor en el norte,

y más aún en el sur,

cielo, y luna, acunados,

en un inmenso abedul.

Nació la Luna en la tarde,

subiendo del mar que ampara,

a dos amores que en balde,

el tiempo solo separa,

del sur llega el efluvio,

de amores ardientes, intensos,

que con premura trae el viento,

en su suave murmullo.

Nació la Luna en la tarde,

mirando tus tiernos ojos,

y ante tu amor de hinojos

pedí a Dios, te guarde,

y ante mi puro pedido

Dios me envío alegre,

el mirar de aquellos ojos

de aquellos… tus ojos verdes.

Autor: José Prado

@Derechos reservados por el autor

USA

A corazon abierto

A Corazón abierto

Mis noches llenas de ecos
 de recuerdos e insomnio,
se llenan de recuerdos
 pero no voy al manicomio.

Si recordara mi vida
solo en sus partes buenas,
aun no olvidaría las heridas
que cortaron mis venas.

¿Como podría yo ver
 a tus ojos sin llorar,
 sin extrañar la mujer
 a quien solía amar?

Solo habiendo olvidado
 los momentos más tristes,
aunque la tristeza persiste
yo, ya te he perdonado.

Por eso abro mi corazón
 y te hablo ya suavemente,
porque no guardo rencor
y limpia esta mi mente.


Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor.
11/10/2010

Me quedé enamorado

Me quedé enamorado.

Vi tu imagen una vez,

miré tus ojos con cuidado,

y de tu bella mirada,

me quedé yo prendado,

vi, unos ojos para amar,

de un brillo transparente,

que lleno de amor,

mi corazón, y mi mente.

Vi tu pelo recio como el mar,

como mar, ese, el ondulado,

y volví en mi alma de nuevo,

a sentirme enamorado,

tome entonces la decisión,

más difícil para un hombre,

te llamé sin conocerte,

quería fueras mas que un nombre.

Recuerdo la sonrisa de tu boca,

la blancura de tu tez,

que torpeza, ¡que sorpresa!

me enamoré otra vez,

partí a una tierra lejana,

en busca de tu amor,

y al verte por linda, y lozana,

de nuevo sentí el amor.

Tomé tu mano sin reparo,

bese tus labios de una vez,

porque un hombre enamorado,

no espera ¿Para que?

Nos amamos con dulzura,

disfruté tu desnudez,

y me quedé enamorado,

sin sorpresa, esta vez.

Autor: José Prado

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Solo

Solo

Hoy solo sin tu calor

en esa expectativa terrible,

que hace la intangible

ausencia de tu amor,

sentí la necesidad

de tener tu compañía

que por estar lejana,

aun… aun no tenía.

Sentí que estaba solo

y aunque ya falta poco,

casi me vuelvo loco

porque tu no estas;

todo parece de más

sin la luz que tu emanas,

pues la tristeza es hermana

de la triste oscuridad.

Y porque estaba solo

cuando escribí este verso,

se oscureció mi universo

en el mismo atardecer;

por la tristeza de saber

que tan lejos estabas,

y que solo me hallaba

sin tu vida, mi mujer.

Autor: José Prado

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Sobre la barca recostada

Sobre la barca recostada

Sobre una barca recostada

mujer de mis sentimientos,

dejas salir de mi corazón

un millón de pensamientos,

y como en un arrebato

corre mi recordar,

con el dulce sabor

de tus momentos de amar.

Como en mi fantasía

queda tu figura enclaustrada,

en una avalancha de colores

que te dejan enmarcada,

en una figura hermosa

que con inusual descuido,

dejas al desamor

muy lejos en el olvido.

Y me haces feliz, totalmente

llenas mi corazón,

de ese deseo ferviente,

que se llama pasión,

porque en tu tierno querer,

eres una obra enamorada,

así eres un hermoso cuadro

sobre la barca recostada.

Autor: José Prado

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Ya tienes el amor

Ya tienes el amor

Cansada, estas extenuada,

con el cansancio de la pasión,

con tu cabeza despeinada,

sudada la frente, por el calor,

estas recostada en la cama,

soy testigo fiel de aquel ardor,

cuando hacíamos el amor,

que ahora, dormida reparas,

Cuanta belleza refleja,

ese cuadro bendecido,

que tú figura despeja,

en mi despertar matutino;

es encendida candileja,

la que aparece en tu cara,

satisfecha y perpleja,

tranquila y cansada.

Ya tienes aquel amor,

ya dejaste la soledad,

ya tienes quien te cuida,

te ama, te da felicidad,

y yo siento, es la verdad,

esa agradable ilusión,

de regalarte mis momentos,

pues ya tienes mi corazón.

Autor: José Prado

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Desvelo

Desvelo

No pienses que al despertarme
se inmuta mi ser,
pues adoro los detalles
que conmigo tienes mujer.

Como nunca antes
los hube de tener,

ahora los aprecio
a más no poder.

Despertarme en las noches
no importa a que hora,
si es con tu voz
hágalo mi señora.

No pienses que molesta

la risa de tus labios,

ni el sonido de tu voz

me causa algún agravio.

Todo lo contrario,

me gusta la brisa,

cuando me despiertas

si viene de tu risa.

Ahora duermo con tranquilidad,

ya no me asombra el sonido

que me hará despertar,

porque es dulce…dulce a mi oído.

Autor: José Prado

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Estrella Gitana

Estrella gitana

De noche llegaron las estrellas,
que en una lluvia esperaba,
busqué la más luminosa,
pensé que en ella estabas.

Grité tu nombre al cielo,
para que tú me escucharas,
mi estrella luminosa,
que tanto tiempo añorara.

Silencio rodeo mi mirada,
con un frío sepulcral,
¿Donde estaba mi estrella dorada?
Que no la podía encontrar.

De pronto el cielo se abrió,
en una inmensa andanada,
de luces que una estrella,
con mucha fuerza emanaba.

Te llamé a gritos entonces,
con la seguridad infinita,
que tu luz me alumbraba,
en esta noche bendita.

Titiló la estrella de pronto
con picardía lejana,
y con una vuelta se convirtió,
en una bailarina gitana.

Me enamoró con el vuelo
de su saya levantada,
y sucumbí ante el deseo…
de aquella estrella gitana.

Autor: José Prado
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Mujer que enamora con un beso

Mujer que enamora con un beso.

Mire tus ojos entrecerrados

cercanos al camafeo,

de mis labios mojados,

mojados por el deseo.

No pude resistir la cercanía

y en el elevador,

bese tu boca de rosa

y te robe el corazón.

Caminamos abrazados

y cuando cerramos la puerta,

denude tu cuerpo hermoso

y disfrute de tu belleza.

Nos amamos locamente

como se hace el amor,

con pasión indecente

reventado el corazón.

Luego el calor de tu cuerpo

cubrió mi desnudez,

con la ternura de tu pelo

y tus labios de clavel.

Hermosa risa, hermosos labios,

¿Cómo resistir el embeleso?

Si eres la mujer que enamora

que enamora con un beso.

Autor: José Prado

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Amada

Amada

Llegue mujer hermosa

como huracán de amor,

porque yo tampoco esperaba

tu risa, ni tu corazón;

te escribí con la pasión

de un hombre sin esperanza,

que con simple añoranza,

habla, y busca la razón.

Decidiste bien tu destino

ya era hora de amar,

de abrir la prisión, y andar

un nuevo camino,

era hora de lograr restaurar

la confianza y volver,

a sentirte ser mujer

con un nuevo despertar.

No fue una conquista, amor

solo que no te diste cuenta,

era mas bien mi afrenta

la que quería borrar;

y amarte fue tan fácil,

porque tu si eres especial,

eres dulce, y tierna

como la miel en su panal.

Viviré para ti el resto de mis días

conservare el deseo, y la ambición,

de tener tu corazón, tu risa,

y también tu poesía;

porque tú eres esa joya

mi esmeralda enamorada,

porque para amarte nací

y te espere mujer amada.

Autor: José Prado

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Bendicion

Bendición.

Ingenua tu figura, a la orilla del mar

no te das cuenta de tu belleza,

te ocupas de otras cosas

e ignoras mí mirada traviesa.

Cubres tu cuerpo de Diosa

con un minúsculo traje,

que ilumina la playa

con la luz de tu paisaje.

Tu cabellera al viento,

tu cuello descubierto,

todo parece mentira

no… no pude ser cierto.

Tanta hermosura junta

encrespa las olas del mar,

con una cresta de espuma

que rompes tú al caminar.

Bendito el mar que te baña

bendita la creadora de tu ser,

si, bendita la madre esa

que te creo, para poderte ver.

Bendita la pluma alocada,

bendita la rima que es,

creadora de los versos

que inspiraste mujer.

Autor: José Prado

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Salvaje e indomito

Salvaje e indómito

Salvaje e indómito mi cabalgar

de rebelde caballo salvaje,

que por la campiña del amor

corro en raudo viaje,

sin dominio humano,

sigo coceando pasión,

alebrestada la cresta,

de mi bruto corazón.

Tú hembra de salvaje necesidad,

por este amor, te encadenas,

te aliviaré yo, indómito alazán,

pues están llenas, de sangre mis venas,

tú podrás morder mi cuello,

pero a tu espalda me subiré,

y apoyado en tus remos,

el amor…el amor yo te haré.

Salvaje, e indómito,

con mordidas, y querellas,

dejaré tu cuerpo exhausto,

de amor, bajo las estrellas,

animales salvajes seremos,

tú y yo, hombre y mujer,

dime tú ¿Que más haremos?

sino querer, y volver a querer.

Autor: José Prado

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