Lobo enamorado.
Es un
bosque, por donde camino,
agazapado
como lo hace la fiera,
despacio,
audaz barriga al suelo,
silencioso
sin que tú me vieras.
Agazapado
buscaba,
el corazón
de algún ser,
para
romperlo, y comerlo,
sin
medidas, y con placer.
Llegué
frente a ti, silente,
como lobo
hambriento,
te enseñé
mis dientes,
y gruñí
desde mis adentros.
Me miraste
con dulzura,
con esa paz
infinita,
que calmó
mi rabia, dura,
ante tu
cara bonita.
Ya no gruñí
más, y manso,
a tus pies,
cauteloso me eché,
dejé me
pasaras la mano,
y entonces
la fiera se fue.
De pronto
me levanté, y corrí,
busqué para
ti, mujer hermosa,
la más
bella flor de un rosal cercano,
entre mis
fauces te traje una rosa.
Mis ojos
antes fieros reflejaron,
el color,
la paz de tu mirada,
y se
tornaron ellos verdes,
como el mar
en la alborada.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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