Entre cielo, tierra,
y la cascada.
Oscuro diamante,
el negro cielo,
cascada tu cuerpo
bello bañaba,
una intensa acuosa
frazada,
que te cubrió con
transparente velo.
Tu risa torrente a
carcajadas,
competía con aquel
fuerte estruendo,
cuerpo hermoso estaba
cubriendo,
Dios mismo en aquella
madrugada.
Una corona de blanca
espuma,
aureola en tu
cabeza formaba,
mujer divina,
inmersa criatura.
Mirando de lejos
te admiraba,
reluciente de tu
risa dulzura,
entre cielo, tierra,
y la cascada.
Autor: José Prado
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