Desnuda, y ciega
Desnuda
como deja a las plantas el invierno,
así quiero
verte en mis brazos,
desnuda y
temblorosa como la rama
que mueve
el viento impetuoso.
Besarte con
tus ojos cerrados,
sintiendo
que se quiebra tu cuello,
ciega de
amor invertebrado,
que te deja
sin resuello.
Bajar mis
manos lentamente,
y tocarte
toda… toda,
esa tu piel
ahora herviente
del mar del
deseo, una ola.
Sentir que
se quiebra tu poder,
que no
puedes resistir,
esta fuerza
del querer
que te hace
sucumbir.
De espalda
en mi cama,
mirar tu
cuerpo sin saciar,
este deseo
inmenso
que me hace
suspirar.
Tomar en mi
mano tu cabellera
y con
inmensa ternura,
hacerte el
amor; despacio
cabalgando
en tu montura.
Desnuda,
ciega, e herviente,
sin fuerzas
para resistir,
te haré el
amor sirviente
al deseo de
vivir.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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