Retrato de amor
Se abrió la
cortina del embeleso
y se vieron
los montes del deseo,
con sus
aureolas marcadas en un suspiro
que me llevo
al mismo cielo.
Tu boca
entreabierta nacarada,
con un péndulo
de rubí en movimiento,
dejo mi
cuerpo en llamarada
de volcán
herviente y despierto.
Tus manos
benditas manos
como expertos
escaladores,
subían las montañas
del deseo
y de su
cima eran conquistadores.
Tu cuerpo
era un río de lava encendida,
que con
carbones por ojos,
bajaban de
los montes del deseo y prendían
mi ser como
entre cenizas y abrojos.
Yo madero
encendido de pasión
llene tu
cueva oculta de placer,
y logre
salvar la belleza de tu cara
entre mis
ojos cerrados mujer.
Pensé
entonces enamorado
de tu cara
linda y primorosa,
mejor le escribiré
un poema
pues de
todas es la más hermosa.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
No comments:
Post a Comment