Volcanes de fuego
El día avanzaba, muy despacio,
como esos que al despertar,
parecen calmado, placido mar,
y de pronto, devoran los espacios,
yo estaba, a buscarte reacio,
pero de pronto llegó la luz,
y pude percibir, con lentitud,
el color de felinos ojos, topacio.
Caminé hacia ti, buscándote,
pero tú retrocedías, cautelosa,
como fiera, con mirar de Diosa,
me pareció, retándome,
di un salto acercándome,
en una gatuna parodia,
y así comenzó esta historia,
pues aún sigo amándote.
Mi cuerpo cayó sobre el tuyo,
tus piernas en mis brazos,
ardiente fuego, tu regazo,
abierto de tu vientre el capullo,
en un estruendoso murmullo,
explotaron volcanes de fuego,
se derramó, lavas del cielo,
te hablé al oído en un arrullo.
Dame tu amor, no aguantes más,
regálame de tu ser la lisura,
déjame saber, linda criatura,
de tu orgasmo, el suspirar,
entonces develé tu anhelo,
tú supiste de mi áspero amar,
en una erupción sin par,
de dos volcanes de fuego.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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