Hueso y carne
Me entregaste un cuerpo herido,
sin alma, sin corazón,
y en mi pensar tan confundido,
comenzó a morir el amor,
ya mis besos, eran frío hastío,
ni rastro quedó de mi ardor.
Nuestros cuerpos separaron,
la carne del mismo hueso,
de cadáver mis besos dejaron,
en tu carne con divieso,
el frío soñar de un invierno,
de aquel amor, solo quedó eso.
Hoy mirando a deshora,
aquel querer sin libreto,
a veces se me antoja,
que fui un esqueleto,
besando a un ser que ahora,
ahora olvidé por completo.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
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