Salvaje y buena
Llegaste a mi vida, en tarde serena,
fue… como saliendo de recia marea,
mujer hermosa, tan salvaje y buena,
de aquel existir tenía yo, ninguna idea.
Fue como la visión, de una sirena,
saliendo del mar, que mí alma foguea,
tu piel tan tersa, que en mi dura faena,
se me acabó el tiempo sin tener idea.
Las gotas de agua, sobre tu linda piel,
la mar morena se convertía en miel,
erguidos tus pechos, tanta dulzura.
Tan pura y blanca, como un suave clavel.
hallé… lleno de dulzura, mi bajel,
admirando el perfil, de tu figura,
Autor: José Prado
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