Aráñame la espalda

Aráñame la espalda

Amantes los sentimientos, ardiente la pasión,

los cuerpos tensos, como cuerdas entrelazados,

deseos tan dentro, tan profundos en el corazón,

que nuestra piel quedó, como metales soldados.

Benditas ganas de amar, con deseo que me escalda,

benditos tus besos soñados, aquí en mi boca,

y tus manos crispadas, que arañaron mi espalda,

con esas ganas crueles, que mi querer desboca.

Amantes los sentimientos, que me enamoraron, 

con tu sutileza tierna, con ruda insistencia,

que mi alma dolida al fin, al cielo la llevaron,

con tu carisma de mujer, llena con paciencia.

Aráñame la espalda, revuelto tu cabello,

y toma… toma mi sangre, mordiendo mi cuello.

Autor: José Prado

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Hombre, alma y sueño

Hombre, alma y dueño

¿Cuantas veces a solas, pensaste en mí?

Y con triste sentir, buscaste consuelo,

con ese llorar, que causa el desvelo, 

de saber que todo, me regalaste de ti.

Los recuerdos de amor, ahí bien guardados,

tu piel suave se quema… y hierve anhelante,

nada se calma, tu ansia sigue adelante,

porque una vez, besamos enamorados.

Tendida en la cama, de fuego prendida,

y callada nuestra amiga, la soledad,

¿Como evitar, esa obstinada ansiedad?

Que deja tu alma, extenuada y rendida.

Solo de una forma, tendrás tranquilidad,

solo de una forma, acallará tu empeño,

cuando llegue tu hombre, tu alma, tu dueño,

y de tu boca amante borre… su fragilidad.

Autor: José Prado

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Misteriosa dama de la noche

Misteriosa dama de la noche

Misteriosa dama de la noche,

modosa mujer, por el día,

dualidad que maneja derroche,

también paz sin osadía.

Eres como ese arrebol,

un tornado de repente,

para luego ser tibio sol,

calmando ambas, alma y mente.

¿Cómo poder complacerte?

¿Cómo no fallar al amarte?

Si mi deseo de tenerte,

no acaba solo al besarte.

Tu cuerpo me llama encendido,

tu vientre quiere consolarse,

con mi vástago prendido,

y sobre él… sobre él colocarse.

Para dejar en mí, tú huella,

para que sin un reproche,

te corones mujer bella,

como reina, de mi noche.

Autor: José Prado

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Noche de arándanos, de áloe y palmeras

Noche de arándanos, de áloe y palmeras

Noche de arándanos,

de áloe y palmeras,

perfumes que llenan,

a los que a solas penan.

En el aire aromas de amores,

y en la alcoba apasionado,

un corazón espera caricias,

que lo dejen ilusionado.

Noche de arándanos,

de áloe y de palmeras,

donde un enamorado,

entre las sombras espera.

Noche, amor de sirenas,

que emiten sus destellos,

que fulguran y se reflejan,

en tus oscuros cabellos.

¡Ay! noche de arándanos,

de áloe y de palmeras,

que un beso tuyo caliente,

la sangre de mis venas.

Autor José Prado

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Noches de silencio

Noches de silencio

Noches que pasan despacio,

en este mi triste lugar,

donde para el verbo amar,

ya no existe el espacio.

Noches que por duras,

quisiera nunca pasar,

son como noche en el mar,

tristes, solas y a oscuras

Como extraño tu risa,

que me hacía despertar,

tú constante conversar,

que era como la brisa.

Y en esta noche oscura,

ahora, sin poderte hablar,

sin lugar para soñar,

quedó mi corazón sin cura.

Autor: José Prado

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No aguanto más soledad

No aguanto más soledad

Arregla tu pelo, regálame tu risa,

que quiero amarte, para ser feliz,

quiero tus labios, suaves como la brisa,

para ser la victima de tu desliz.

Deja que brille tu piel insinuante,

con la claridad del amanecer,

deja en mi boca, roja y amante,

tus ardientes besos de mujer.

Arregla tu cabello, con noches,

con peinetas de la luna llena,

adórnalo con sus broches,

y crea luz, créala con tu melena.

Porque ya no aguanto más quimera,

no soporto… no quiero más soledad,

quiero que me llene la primavera,

de tu cálida caricia y tú beldad.

Autor: José Prado

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Ladrón de alma

Ladrón de alma

Cansada, extenuada y dormida, 

en aquel salvaje entorno,

donde amante y desvanecida,

fuiste en fin, el más bello adorno.

Dominó mi alma, tu dulce figura,

no pude… no pude dejarte ir,

fue tan, pero tan fuerte mi locura,

que tuve… tuve que delinquir.

Luego mirando, tu belleza impura,

pues de ella fui el ladrón, 

se me llenó el cuerpo de ternura,

y se me estrujó el corazón.

Te llevé por la vida, delincuente,

sin arrepentirme de mi error,

porque te hiciste dueña de mi mente,

con la inocencia de tu amor.

Hoy sigo mirando tu cuerpo bello,

porque el tiempo, no borra de mis ojos,

aquel atardecer con tu destello,

ni mi pecar puesto de hinojos.

Perdón mi Dios, perdón te pido,

por robar tu alma, con mis antojos.

Autor: José Prado

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La noche del vampiro

La noche del vampiro

Noche de fiesta, rumba sin respiro,

es la locura del negro color,

que encanta al sagaz y astuto vampiro,

regalando mordidas, de sangre y amor.

Noche de sexo, noche con suspiro,

oscura sección, del fiero terror,

que excitan al alma, con aquel giro,

en danza de fuego, risa y ardor.

Tu cuerpo entregado, en sus fuertes brazos,

deja en el alma, aquel tierno perfume,

que envuelven pasionales sus abrazos.

En alma encendida, allí te consume,

el vampiro, toma tu alma a pedazos,

y ríe orgulloso, pues tu amor presume.

Autor: José Prado

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Entre mis besos y tu gemir

Entre mis besos y tu gemir

¿Quien sabe de mi amor? Dilo por favor,

tú que conoces, mis solaces momentos,

solo tú alma sabe, de mi tiempo de amor,

que envuelve… todos mis sentimientos.

¿Quién puede hablar de mi sensualidad?

Si tú le conoces palmo a palmo, toda,

si vives conmigo, su total realidad,

desde el anochecer, hasta la aurora.

Quién sabe la diferencia, entre querer y amar,

sabe que lo nuestro en las noches, es diferente,

porque nos habla el misterioso, e intrínseco soñar,

que es especial, natural y dueño de toda la mente.

Porque las sabanas queman la piel,

porque la piel, encienden las auroras,

porque mis auroras, son dulces como la miel,

y por miel cubiertas, están nuestras horas.

Así es nuestra forma de querer y vivir, 

es salvaje, ruda, pero gentil y tierna,

así nos amamos ambos hasta sentir,

que apaga la luz, de nuestra linterna.

Entonces enroscados, ya cansados,

nos vamos entre caricias a dormir,

hasta que volvamos enamorados,

a amar, entre mis besos y tu gemir.

Autor: José Prado

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Entre tarde y noche

Entre tarde y noche

Mirada de amor, allí bajo la luna,

tus ojos hablando, idioma de pasión,

hermosa y condescendiente la fortuna,

que alebrestada, alegra mi corazón,

que aguarda, como bebe en su cuna,

de tus labios la risa, que son su canción.

Cae la noche y en la penumbra,

mi cielo se llena de colores,

será… será porque lo alumbra,

el bello sentir de tus amores,

salvajes a veces como la tundra,

tiernas otras, como las flores.

Presunta clausura del querer,

entre aguas y arenas recostado,

descansan mis ojos para tener,

la visión de tu rostro enamorado,

con tu figura, esa de bella mujer,

que amante siempre, tengo a mi lado.

Porque mi Dios, sin duda me dio,

el amor en tus labios guardado.

Autor: José Prado

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Espera fiel

Espera fiel

Ha pasado el tiempo cruel, ha pasado,

las caricias tiernas, que una vez viví,

poder olvidarlas no… no he logrado,

porque amor puro, sin dudas compartí.

Solitario también recuerdo, que te vi,

mirando al cielo, hablando al creador,

y en mi pecho herido, tu beso sentí,

luego la soledad y su hondo dolor.

Yo quise muy dentro, sentir valor,

quise poder llegar hasta tu corazón,

y llenarlo todo… todo con amor,

con música alegre, de un guitarrón.

Y aunque la distancia cruel nos separó,

mi alma fiel, ella… ella no te olvidó.

Autor: José Prado

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El regreso del amor

El regreso del amor

Fue tan pequeña, la llama que surgió,

fueron pues, tan suaves aquellos latidos,

que nunca supe ¿Como se despertó?

Pasión sin mis razones, ni sentidos.

Fue tu mirada tirana, quien dejó,

rotos los momentos, antes vividos,

pues mi alma maltratada, cuenta se dio,

del diferir, de amores compartidos.

Como una marea el fuego se extendió, 

por aquel corazón tan dividido,

por el tiempo, las dudas y el dolor.

Entonces de a poco, el sentir retornó,

todo volvió a ser lindo y divertido,

porque llegó… la ternura del amor.

Autor: José Prado

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Oculta llave del amor

Oculta llave del amor

Envuelto en candor, entre velos y blancas plumas,

en tu rostro de esfinge, fue a esconderse mi amor,

que el poderoso mar, en sus cascadas de espumas,

guardó con denuedo, del negro y místico horror.

En tus ojos el brillo, fulguró con lisura,

de tu rostro tan bello, el intrínseco esplendor, 

misteriosa tu mirada, escondía la dulzura,

que la fuerza oscura, buscaba destruir con dolor.

Abriose la ventana, de aquellos tus ojazos,

Dios mismo recogió, de su bello amor la llave,

estaba en tu mirar, allí entre húmedos sargazos,

pues solo el conocía… la oculta y secreta clave.

Y desde entonces, las antes tristes madrugadas,

mueren entre blanca espuma… y lindas alboradas.

Autor: José Prado

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Solución

Solución

¿Donde es que siento yo el dolor?

En mi alma.

¿Por qué existe la amargura?

Por el rencor.

¿Que da en verdad la tristeza?

Melancolía.

Cuando buscamos cada día, 

desnudos en nuestra locura,

Dios no abandona, nos cura,

alma, rencor, y melancolía.

Autor: José Prado

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Pescadora de corazones

Pescadora de corazones

Mayas negras, en tus piernas,

son redes que atrapan mi vista,

vientos fuertes de galernas,

tormentas intensas ya previstas,

que me hacen huir, a mi caverna,

de inspiraciones, bien escritas.

Pescadora de corazones,

que con tus redes corredoras,

arrastras inquietas pasiones,

de mis razones matadoras,

arrastradas mis tiernas ilusiones,

entre tus piernas, cazadoras.

¿Como he de resistir a tu ser?

Si has atrapado mis razones,

si eres dueña de mí querer,

si pusiste candado a mis calzones,

con tu lindo amor de mujer,

astuta, pescadora de corazones.

¿Cómo escapará mi pez?

Con alma de salmón viajero,

si cuando miro tu tez,

me vuelvo manso cordero,

¿Como escaparé alguna vez?

Si soy… si soy feliz prisionero.

Autor: José Prado

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Sentada en la oscuridad

Sentada en la oscuridad

Sentada a solas, en la oscuridad,

dentro del corazón, duro hielo,

sentir triste que con desvelo,

destruye toda tu sensibilidad.

Tu rostro caído, deprimido,

como la hoja seca de un rosal,

y en tu lengua, un sabor de sal,

tu pensar, por dolor comprimido.

Aberrante sentimiento cruzado,

envuelve tu vida abusada,

esperas amor y bofetadas,

es lo que recibes de contado.

Ahora te decidiste ya te fuiste,

pero de pronto, extrañas momentos,

es ese cruel ciclo de tormentos,

que con asiduo esfuerzo construiste.

No retornes, lo que sientes es normal,

siempre hay días, también noches,

y no cambiaran sus derroches,

su ira es de carácter cruel y natural.

Sufre a solas, este cruel lamento,

que muy pronto vas a olvidar,

el tiempo de nuevo, te dejará amar,

créeme por favor yo se… no te miento.

Autor: José Prado

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