Hombre, alma y dueño
¿Cuantas veces a solas, pensaste en mí?
Y con triste sentir, buscaste consuelo,
con ese llorar, que causa el desvelo,
de saber que todo, me regalaste de ti.
Los recuerdos de amor, ahí bien guardados,
tu piel suave se quema… y hierve anhelante,
nada se calma, tu ansia sigue adelante,
porque una vez, besamos enamorados.
Tendida en la cama, de fuego prendida,
y callada nuestra amiga, la soledad,
¿Como evitar, esa obstinada ansiedad?
Que deja tu alma, extenuada y rendida.
Solo de una forma, tendrás tranquilidad,
solo de una forma, acallará tu empeño,
cuando llegue tu hombre, tu alma, tu dueño,
y de tu boca amante borre… su fragilidad.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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