Monday, March 24, 2014

De nuevo, mujer de amor




De nuevo, mujer de amor

Era una tarde serena, cuando te conocí,
hasta ese entonces, no había inquietud,
todo era tranquilo, todo era claro, tenía luz,
de pronto llegaste, como un ciclón te sentí.  

Miré tus ojos de almendras, color de miel,
tu cuerpo de diosa, divina, y hermosa,
olías a exótica fragancia, aroma de rosas,
tu cuerpo miraba, y tersa era tu piel.

Dorada cubierta la tuya, mujer de amor,
todo era tan bello, tan perfecto, y natural,
sentí mi cuerpo se elevaba, sin poderlo evitar,
ya no estaba tranquilo, sudaba la pasión.

Toqué tus hombros, tú estabas sentada,
te estremeciste, temblaste a mi contacto,
supe que eras mía, ahí mismo, en el acto,
mientras suavemente, tus hombros tocaba.

Tu voz trémula me pidió: para, no me toques,
reí sabiendo que tu cuerpo, era un manantial,
aguas dulces, mezcladas con cristales de sal,
deseos prohibidos, quedaron de aquel roce.

Paciente esperé tu llamada, que no podía esperar,
tenias guardado mi toque, en tu cuerpo mis manos,
en tu mente mi risa, en tu pecho el deseo malsano,
¿Que podías hacer? Dime tú, tenías que traicionar.

Nos amamos, como locos cuando llego el momento,
ardió la pasión, ¿Quien pensaba en él, o en la razón?
Si cuando tus labios besé, ya era mío tu sentimiento,
no te culpes mujer querida, si te faltaba el amor.

Vida separó nuestros cuerpos, lejanos, pero sin olvido,
siempre hubo corazón, en nuestras almas, siempre belleza,
hoy escuché tu voz, pareció tener tu aliento en mi oído,
y sin poderlo evitar, de nuevo me enamoré de tu simpleza,

Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA







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