Sin rostro, ni
manos
Tenía color de
piel, calor de verano,
su tono era
dulce, parecía tierno,
carácter fuerte,
como el invierno,
pero no tenía
rostro, ni manos.
Entre sueños,
encantados,
buscaba la explicación,
de esta imagen, con
temor,
pues no entendía
lo soñado.
De pronto la
imagen, palabras dijo,
no entendía la razón,
pero ella me pedía
perdón,
no entendía el
acertijo.
Cerré mis ojos,
conocí aquella voz,
en mis sueños al
fin te encontré,
y allí mismo, de
una te pregunté,
¿Por qué te
fuiste amor?
Dijo no tengo
manos, ni cara,
porque no he
hallado mujer,
que te pueda a ti
querer,
con su alma,
pura, y sana.
Y de pronto
desperté, sintiendo soledad,
¿Cuando tendría
manos el amor?
¿Cuándo rostro, y
sensibilidad?
Y muy hondo sentí…
sentí dolor.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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