Mujer serena
Un día cualquiera te vi,
y ese día se fueron mis penas,
detrás de tu nombre seguí,
mis pasos mujer serena.
Calmaste mis días de agravio,
con la paz de tu corazón,
y olvidé por tu amor, mi querella,
esa que tenía, por una traición.
Tu mirada me ha enseñado,
algo que tú, muy bien ya sabes,
y es que en tu cuerpo guardado,
llevas de mi corazón, las llaves.
Guarda por favor este poema,
dedicado a tu sencillez,
pues en el describí el dilema,
que resolviste con tu calidez.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
Un día cualquiera te vi,
y ese día se fueron mis penas,
detrás de tu nombre seguí,
mis pasos mujer serena.
Calmaste mis días de agravio,
con la paz de tu corazón,
y olvidé por tu amor, mi querella,
esa que tenía, por una traición.
Tu mirada me ha enseñado,
algo que tú, muy bien ya sabes,
y es que en tu cuerpo guardado,
llevas de mi corazón, las llaves.
Guarda por favor este poema,
dedicado a tu sencillez,
pues en el describí el dilema,
que resolviste con tu calidez.
Autor: José Prado
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