Pozo de amor
Una vez me llenó la rabia, el desconsuelo,
una vez mi alma tuvo resentimiento,
odié todo, todo, hasta la brisa que el viento,
me regalaba, para refrescar mi seco suelo.
No sentía piedad, me obligué a pensar mal,
porque me dolía tanto el corazón,
que no aceptaba consejo, ni razón,
nada era dulce, todo se volvía arena y sal.
Mujeres pasaron, muchas es la verdad,
pero mi artero afán las alejaba,
en verdad ninguna de ellas era mala,
pero nunca hallé en ellas la saciedad.
Y es que solo buscaba de ellas su ardor,
estaba yo, tan seco con despedidas,
que no me daba cuenta que en mi vida,
necesitaba yo solo, todo un pozo de amor.
No un charco chico, no lago sin profundidad,
necesitaba mucho amor para sumergirme,
perdonar, volver a amar para sentirme,
otra vez libre y conforme con mi verdad.
Entonces llegó el amigo tiempo,
y con toda su sabiduría,
calmó mi humana osadía,
con un corazón tierno y perfecto.
Y olvidé el humano y doloroso rencor,
amé como se ama allá en el cielo,
volví a ser feliz, ahora sin desvelo,
en aquel… aquel mi pozo de amor.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
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