Soy tu dueño
Se descubrió la pasión en tus
ojos
que una vez fueron opacos,
se lleno tu cuerpo de vida
y tu Corazón de arrebato,
olvidaste de un tirón
tu experiencia física,
y te convertiste en un volcán
pues ya no eras tímida.
Se abrió tu ropaje
y descubriose tu pecho,
¡ay! pecho de sueños
que me lleve a mi lecho,
abundante la expresión
de tu cara apasionada,
cuando recibiste el amor
que tu cuerpo añoraba.
Y te entregaste completa
sin temor al deseo,
me regalaste tu cuerpo
encarcelado como un reo,
pues te habías olvidado
de un piropo de amor,
tanto tiempo de abandono,
tanto… tanto desamor.
Pero en esa noche furtiva
escondidos solos con Dios,
descubriste que te amaba
como solo lo se hacer yo,
y de repente sin poder
sin poder contenerte,
se derramo tu pasión
y me adueñe de tu mente.
Ya no sentiste abandono
y menos aun el dolor,
ya había de nuevo en tu cuerpo
un dueño y señor,
y con la inmensa dulzura
con que se vive el amor,
ser tu dueño es el placer más
grande
que me ha dado el Señor.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor.
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