Diosa del sur
Soplaba el aire
antártico,
a través de
árboles, y praderas,
casi llegaba la
primavera,
cerca del gélido
atlántico,
allá muy lejos al
sur,
vi. unos ojos
iluminados,
que miraban
asombrados,
al norte
tropical, y azul.
Buscaban ellos
curiosos,
con encontrados
deseos,
el insulso
camafeo,
de mi perfil
sinuoso,
mientras con
sentir hermoso,
mi corazón se
cubrió de rima,
que parada estaba
en la cima,
de un lugar
natural, y precioso.
Vi una estructura
hermosa
que llegaba muy
de prisa,
venia montada en
la brisa,
aquella alma de
Diosa,
me miró con
nitidez,
límpida, y
grandiosa,
y su cuerpo de
mujer hermosa,
de pronto llenó
la timidez.
Me dijo: te quise
venir a ver,
a ti poeta
cubano, y ladino,
que escribes los
destinos,
en tantas almas
de mujer,
y yo sin poder
responder,
mirando su alma
de blanco tul,
sentí convirtió
mis palabras en poema,
porque para eso era…
la Diosa del sur.
Autor: José Prado
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