En mi jardín.
El jardín alumbrado a media luz,
era el marco perfecto, y bello,
para alisar tú cabello,
mujer de bella actitud,
en tu mano una copa.
de vino tinto de clase,
y en mis manos el enlace,
que sujetaba tu ropa.
Que tentación hermosa,
yo me quería atrever,
pero no sabía mujer,
tú eras al tiempo modosa,
contuve mis impulsos,
pero a algo me atreví,
a aspirar sobre ti,
tus olores bella diosa.
Al acercarme rocé
con mi nariz tu cuello,
y te estremeció mi resuello,
de deseo, y placer,
entonces hembra mujer,
tornaste de una tu cara,
que tropezó con mi mirada,
y te besé sin poderme contener.
Esperé una bofetada,
pero con tierno querer,
me llevaste a renacer,
en aquella tarde adorada,
y allí mismo sin esperar,
desaté aquella ligadura,
y deje al descubierto,
tu cuerpo de mujer desnuda.
Bajo la noche estrellada,
al aire libre sin recato,
dejamos que el arrebato
del amor nos cubriera,
y la Luna que miraba,
aquel idilio de amor,
se oculto, y nos dejo,
recibir a la madrugada.
Autor: José Prado
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