Predador de noches,
y penas.
Una vez tuve un
sueño,
una vez sucumbí a
una mirada,
una vez dejé que
me tocara,
la mágica vara
del ensueño,
y con ese toque
divino
mi corazón tuvo
dueño,
otro corazón que
con empeño,
lo ahogo en un
sorbo de vino.
Dejó esta mujer
hermosa,
el color de su
hermosura,
que en su tierna
figura,
convirtió en
poema, mi prosa,
ya no tuve más
dolor,
era feliz con su
tibieza,
cambio mi
naturaleza,
de feroz lobo
predador.
Y ahora sedado, y
tranquilo,
dejaba pasar las
horas,
de atardeceres,
hasta auroras,
no pensaba en el
olvido,
así de ingrato
fue el destino,
pues como el huracán
destructor,
ella me robó el
corazón,
cuando se fue,
como vino.
Raudo sueño de
esperanza,
que una vez tocó
mi puerta,
voló mi alma
ahora muerta,
por no tener
amor, ni causa,
y de nuevo loco,
sin control,
viviendo de
recuerdos, apenas,
volví a ser aquel
lobo predador,
de amores, de
noches, y penas.
Autor: José Prado
@Derechos reservados por el autor
USA
No comments:
Post a Comment