Belleza, regalo de Dios

Belleza, regalo de Dios

Belleza es la única forma,

con que se puede llamar,

la imagen que te retorna,

ese espejo al tú mirar.

Labios completos, y bellos,

unos ojos para soñar,

y ese tu negro cabello,

que enmarca un suspirar.

Luna está en tu mirada,

el sol doró tu bella piel,

cuando desde la alborada,

te convirtió, en dorada miel.

Con el gesto de tu boca,

Dios mismo quiso dibujar,

la belleza de la roca,

donde rompe. la ola del mar.

Estruendoso y querido,

en esa boca de coral,

te regaló Dios el sonido,

de tu risa en el palmar.

Autor: José Prado

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Inocencia confundida

Inocencia confundida

La mirada extraviada, en momentos,

la juventud en completo amanecer,

linda joven, busca ser una mujer,

comienza ella a conocer, sentimientos.

Es la inocencia, que confundida ella,

ha empezado, también a despertar,

no sabe todavía, donde ira a parar,

largo camino, bajo las estrellas.

Mirando a la vida, todo ese dolor,

no esperes nunca al terrible desamor,

solo piensa en el amor, esta esperando.

Siente joven mujer, tan confundida,

que es mejor llegar, que la despedida,

y tú en el amor, solo vas llegando.

Autor: José Prado

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Reflejos del alma

Reflejos del alma

Una vez miraste aquel espejo, de la vida,

buscaste tu rostro, bien cerca, tu reflejo allí,

te preguntaste entonces ¿Por qué estabas perdida?

¿Por qué la tristeza? ¿Dónde se hallaba el amor en ti?

La vida corrió, su largo, tedioso camino,

tus preguntas ella nunca, te pudo contestar,

ahora mirando al pasado, buscando un destino,

a ningún lado, sin amor has podido llegar.

Pensaste que no necesitabas aquel amor,

sola podrías con la vida, con todo ese dolor,

pues ya Dios te había dado, suficiente calma.

Ella ablandaría, la dureza del diario vivir,

pero ahora los duros años, te hicieron sentir,

que debías pensar, buscar, tus reflejos del alma.  

Autor: José Prado

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Mírame mujer hermosa

Mírame mujer hermosa

Lléname de amores mujer,

negra mirada que asombre,

negra como alma de hombre,

enamorado de tu querer.

Mírame mujer hermosa,

llévame contigo vale,

que de mi alma se sale,

ganas de que seas mi moza.

Dame tu querer gitana,

que tu piel emana,

luz de luna primorosa.

Noche guardada en tus ojos,

boca cargada de antojos,

mirar de mujer, hermosa.

Autor: José Prado

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De soles hechas las miradas

De soles hechas las miradas

De soles hechas las miradas,

de canales de agua, tu perfil,

que al reírte, ya hacen subir,

del mismo mar, sus marejadas,

tu piel es como un tapiz,

de terciopelo dorado,

tu cuerpo fue moldeado,

por dos volcanes de sentir.

Diosa eres de negro pelo,

soñando, yo te he de ver,

siempre bella, tierna mujer,

causante de mil desvelos,

que caigan rayos del cielo,

que importa si al inspirarme,

has descorrido los velos,

y el deseo por besarle.

De soles hechas las miradas,

de aserrín seco, mi corazón,

de chispas la carne enamorada,

de viento fuerte, la ilusión,

¿Que impedirá ese fuego?

Aserrín, chispas y viento,

si todo a una con tu aliento,

es amor del mismo cielo.

Autor José Prado

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La mirada perdida en la mar

La mirada perdida en la mar.

Sola mujer, llena de pensamientos,

la mirada lejana, y perdida,

entre aquellas dunas, y los sarmientos,

en sentimientos envuelta, tu vida.

Esa mirada perdida en la mar,

añorando aquellos tiernos besos,

aquellos que en un tiempo, te hube de dar,

y que hoy para ti, para ti están presos.

Sientes tanto dolor en ese pecho,

aquellos amores, ahora deshechos,  

y tú, tú con tantas ganas de amar.

Por eso estas en la playa, olvidada,

como una caracola, abandonada,

y la mirada, perdida en la mar.

Autor: José Prado

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Joven desafío

Joven desafío

Fresca, coqueta, sensual, a ratos,

fueron momentos de seducción,

los que me dieron arrebatos,

previos a aquellos otros del amor, 

fue en total, rebelde desacato,

que tu cuerpo, llegó hilvanando,

aquella visión, que sin moral recato,

de sentir me llenó, suspirando.

Tu mirar, era como un desafío,

esos que antes eran, mortales retos,

tu andar despacio, audaz, inquieto,

como crecida corriente, de un río,

tus piernas bien sólidas en el suelo,

como una imagen, de origen celestial,

ya estabas, estabas lista para dar,

ese amor sensual, de alto vuelo.

¿Como evitar mí deseo? Dime,

¿Como no querer besarte toda?

si tu cuerpo es una pagoda,

y mi cuerpo de fuego, gime,

como comprender tu edad,

si provocas tantos desvelos,

si ya, ni con los polares hielos,

se enfrían, mis ganas de amar.

Autor: José Prado

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Tu piel de luz

Tu piel de luz

El día brillaba orgulloso, pleno,

nada anunciaba algún suceso extraño,

otro día más, como el de cualquier año,

parecía moría apacible, sereno,

de pronto, rudamente y sin avisar,

se estremeció toda la gran pradera,

con unos ojos, que por ser quimera,  

sin remedio tuve yo, que admirar.

La piel era de luz, negra cabellera,

una mirada fuerte, larga y profunda,

de esas que la pasión desenfunda,

como una hábil, y sutil pistolera,

caballero indefenso me quedé,

ante tanta belleza, tanta quietud,

hacia otro lado, con descuido miré,

porque tu piel era… ella era de luz.

Me sentí mísero, tan desgraciado,

no tuve, el infame atrevimiento,

de decir todo, todo lo que siento,

como cualquier hombre enamorado,

partí solo, comido por aquella hiel,

del humano, cobarde, sin voluntad,

adolorido sin mirar atrás,

porque detrás estaba… la luz de tu piel.

Autor: José Prado

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Suavidad de rosas

Suavidad de rosas

Mujer de miel, piel dorada,

eres la base del amor,

dulce ese precioso color,

que concedió, la alborada.

Mar Caribe enamorado,

pintó escultural figura,

carnes firmes, y tan duras,

son corales empedrados.

Disfruta mundo lo bello,

tus recios, negros cabellos,

tus curvas tan primorosas.

Que con cándida dulzura,

me regalaras criatura,

la suavidad de tus rosas.

Autor: José Prado

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Hace tanto tiempo, tenía que poseerte

Hace tanto tiempo, tenía que poseerte

Te vi solamente una vez, ya te quise tener,

fue como sentir, una tierna premonición,

que me estremeció, lo más profundo del corazón,

y te imaginé, cabalgando el corcel del querer.

Mis ojos cerrados, aspirando aquel aroma,

aire que al pasar por tu cuerpo, se perfumaba,

todo él mi Dios por amor, él me lo regalaba,

olor de pura menta, que volaba a las lomas.

Tu risa era de fuego, tus labios me invitaban,

los deseos en mi vientre, con ardor calentaban,

tu cuerpo desnudo, tan perfecto quise verte.

Fue cuando por fin mis ojos, te pudieron mirar,

mis manos tu cuerpo, pudieron al fin dibujar,

supe entonces que yo tenía, tenia que poseerte.

Autor: José Prado

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Letras y Lamento

Letras y lamento

Una vez miré, tu pelo azabache,

tu risa era suave, como la brisa,

tus ojos brillantes, que se deslizan,

por tu vida, limpios, arrogantes,

y sentí en solo un instante,

miles, si miles de cosas,

tu escote, tu piel de rosa,

inspiración delirante.

Mi sentir, yo poeta de la mujer,

escribió letras de pronto,

fue un sentimiento tan hondo,

yo mismo no lo pude creer,

sentí el efluvio de tu ser,

entonces voltee a mirar atrás,

sentía tu risa, era un cantar,

pero no… no te pude ver. 

Recordé ciertos momentos,

yo tuve, tuve que sonreír,

mi pluma volvió a sentir,

inspiración de sentimiento,

me puse de nuevo a escribir,

te lo juro, yo no miento,

con mis letras. llegó el lamento,

de no tenerte en mi vivir.

Autor: José Prado

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Nuevo matiz

Nuevo matiz

Sensuales movimientos, llenos de pasión,

risas, gestos, sentir que me embelesan,

ojos tiernos, tú mover de tigresa,

y ese olor que embriaga mi razón.

Postura hermosa, delicadeza,

un sin fin de lindas combinaciones,

que me llenan de tensas ilusiones,

muy feliz me haces, con tu belleza.

Tu cuerpo recostado, tu mirada,

que tiene toda mi alma enamorada,  

y que hace olvidar toda tristeza.

Me has hecho volver, volver a ser feliz,

porque sola has vuelto a dar matiz,

con tu risa, a mi naturaleza.

Autor: José Prado

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Fantasías y ensueños

Fantasías y ensueños

Así es el querer, no es egoísta,

corre, y corre, a complacer,

un caballero a la mujer,

como lo hace un buen artista.

No me gusta así, querer,

me gusta de esta manera,

¿Que importa, como quisiera?

Solo a ti, he de complacer.

Serás guía al hacer el amor,

complaceré cada deseo,

completaré cada rodeo,

que me robe, tu corazón.

Te daré el amor poco a poco,

y todo eso de la posición,

no importa. más que la pasión,

que a mi sentir vuelve loco.

Pida usted por favor, dama mía,

fantasías, también ensueños,

que yo seré, total dueño,

de su amor, todos mis días.

Autor: José Prado

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Llega corazón, aunque seas de hielo

Llega corazón, aunque seas de hielo

Hoy busqué un lugar, donde descansar,

quise sentir el calor, de unos pechos,

quise reverdecer como esos Helechos,

que nunca el tiempo, puede secar,

comencé entonces a preguntar,

tantas cosas, tonterías del amor,

y recordé una vez más aquel sabor,

que de mi boca no puedo quitar.

Vinieron a mi mente volando,

tantos, tantos momentos hermosos,

nuestra risa, nuestro alborozo,

sin darme cuenta, me hallé llorando,

me di cuenta de que los mismos años,

buscan en medio del pecho, un corazón,

yo se que todavía siento la pasión,

de aquellos tiempos, ahora extraños.

Llega a mí, llega ya corazón,

no importa si eres de hielo,

entre tus pechos yo me desvelo,

para derretirlo con mi calor,

te haré el trabajo de la ilusión,

te escribiré poemas, te daré flores,

te dormiré, cantándote una canción,

en mis brazos llenos, con mil amores.

Autor: José Prado

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Vampiresa

Vampiresa

Vampiresa mujer, de rudo mirar,

¿Como poderte olvidar, sin temor?

Tu rostro mezcla es, de amor y dolor,

pues constante suelo, con miedo soñar,

Tus labios a mis muslos, desnudaron,

mi carne sin protección, fue el bocado,

del apetito cruel, desaforado, 

que en mi cuerpo, y sexo se ensañaron.

Vampiresa, mujer enamorada,

gozó mi carne herida, destrozada,

mi sangre, ya en sus labios, he dejado.

Pues al sentir tu mordida, eterna, mortal,

yo sentí tanto, tanto placer sexual,

que derramé mi amor, por todos lados.

Autor: José Prado

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